El pasado miércoles 31 de enero, Día Nacional de la Juventud, fui invitado por la Escuela de Lenguas de la Pucamaima, para dar una conferencia sobre mi libro “Duarte, un hombre de fe y de acción” y para intercambiar ideas con un nutrido grupo de estudiantes de esa escuela sobre la vida y la obra del Padre la Patria.
La actividad fue sumamente interesante y me permitió confirmar el interés de todos y todas esas jóvenes por conocer la verdadera dimensión del Padre de la Patria. Fue un gran baño de esperanza escuchar a jóvenes entre 18 y 22 años, hablar de Duarte y sentir atracción por el gran legado que dejó a la nación. En ese orden, quiero agradecer de manera muy sincera a la Directora de la Escuela, Dra. Ibeth Guzmán, por la invitación. De igual manera a la profesora y gran amiga Marivel Contreras, quien coordinó la actividad, al Decano de la Facultad de Derecho, doctor Mariano Rodríguez, quien expresó emotivas palabras de presentación de mi persona, al profesor y amigo Pedro Antonio Valdez y a la profesora Ivelisse Valdez, por su presencia y apoyo.
A continuación, reproduzco para mis lectores un resumen de la conferencia que ofrecí ante ese grupo de jóvenes, “dulce esperanza de la patria mía”, como los llamó Duarte, y que me hicieron renacer la confianza en un futuro mucho mejor para nuestra querida nación:
“Duarte es un modelo y un ejemplo para los jóvenes de su época y para los jóvenes de todas las épocas. Duarte es un gran ejemplo para la juventud. Cuando Duarte regresó de España tenía 20 años y ya estaba comprometido con la liberación de la patria. A los 21 años se enroló al ejército haitiano para aprender técnicas militares y luego combatirlo y derrotarlo.
Cuando en 1838 fundó la Trinitaria, Duarte tenía sólo 25 años. Cuando se logró la independencia tenía 31 años. Siempre fue un joven con gran sentido de lo que tenía por delante y de su compromiso social.
La población de la República Dominicana hoy día es mayoritariamente joven. De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) la población joven del país, es decir con menos de 35 años, alcanza el 60.63%, es decir más que el país tiene más de seis millones de jóvenes. Empero, son muchos los problemas aquejan a ese segmento de la población.
Los jóvenes están asediados por la falta de oportunidades, por una tasa de desempleo que duplica la normal, por drogas, por criminalidad, por falta de educación y de diversión sana, por embarazos en adolescentes que castra su futuro, en fin, muchos problemas que deben ser enfrentados con vigor.
Un reto fundamental es vencer la cultura del dinero fácil y rápido. El modelo no puede ser el narcotraficante que hizo dinero fácil, o el artista urbano que logra hacerse millonario con temas llenos de vulgaridades y con malos comportamientos, o el político que desfalco al estado. No. El modelo debe ser Juan Pablo Duarte.
“Es tiempo de sembrar valores en la juventud. Sembrar valores en el hogar, en el trabajo, en la escuela, en el barrio, en todos los lados.
Sembrar valores como la honestidad, el trabajo, la integridad, la solidaridad, el desprendimiento, el patriotismo, la humildad, la decencia, el respeto, la convivencia, la armonía, el amor, la entrega, en fin, todos esos valores que nos ayudan a ser mejores ciudadanos y seres humanos.
Cuando muchos no creían que eso era posible, Duarte nunca desmayó en seguir trabajando para lograrlo. Cuando se logró, muchos no creían que pudiera mantenerse. Duarte nunca vaciló en luchar por mantenerla libre de todo yugo extranjero, sin importar la potencia que fuera.
“Duarte es un ejemplo por su honestidad como político y como manejador de los recursos públicos. Su acción de devolver 827 pesos de 1,000 que les fueron entregados cuando fue enviado con sus tropas a la ciudad Baní, es uno de los actos de honestidad política y de uso correcto de los bienes públicos, de mayor significación en la historia de la nación dominicana.
Duarte es un ejemplo de Liderazgo solidario, humano, democrático. Duarte es un ejemplo para que los jóvenes de este tiempo luchen por hacer que cada vez más y más la patria dominicana que él nos legó transite por senderos de amor, de esperanza, de armonía, de bienestar, de prosperidad, de felicidad, de justicia social y de plena libertad”.