La importancia de una
dieta equilibrada y nutritiva para mantener una buena salud es
indiscutible. Sin embargo, a veces, las malas elecciones
alimentarias pueden tener consecuencias graves para nuestro
organismo. Un reciente estudio revela el impactante caso de un
adolescente británico de 17 años que perdió la vista y la
audición debido a su alimentación desequilibrada y restrictiva.

El caso del adolescente
británico
El adolescente, cuya identidad no se ha revelado por razones
legales, ha pasado gran parte de su vida alimentándose únicamente
de papas fritas, pan de molde,
salchichas y jamón. Esta dieta
restrictiva y carente de nutrientes esenciales le ha llevado a
desarrollar graves deficiencias vitamínicas, entre ellas la
falta de vitamina B12 y vitamina D, así como de
otros minerales importantes.
El problema no radica solo en la elección de alimentos poco
saludables, sino también en la aversión del joven a la textura de
ciertos alimentos, lo que le llevó a limitar aún más su dieta. La
falta de variedad y la ausencia de frutas y verduras en su
alimentación han contribuido al deterioro de su salud.
La
relación entre la dieta y la pérdida de visión
La falta de nutrientes en la dieta del adolescente ha tenido
graves repercusiones en su salud visual. Los médicos que lo han
tratado han diagnosticado neuropatía óptica
nutricional, una condición que provoca daño en el nervio
óptico y, en última instancia, la pérdida de la visión. La falta de
vitamina B12, vitamina D y
otros minerales esenciales ha debilitado las fibras nerviosas del
nervio óptico, lo que ha llevado a la aparición de zonas
ciegas en su campo visual.
La visión del adolescente se ha deteriorado progresivamente, y
en la actualidad se encuentra prácticamente ciego.
Esta pérdida de visión tiene un impacto significativo en su vida
diaria, ya que le resulta difícil leer, ver la televisión y
reconocer rostros. Además, la falta de visión ha limitado su
capacidad para realizar actividades cotidianas,
como conducir o socializar.
Los efectos en
la audición y la salud ósea
Además de la pérdida de visión, el adolescente también ha
experimentado problemas de audición. La falta de nutrientes,
especialmente vitamina B12, ha afectado negativamente su sistema
auditivo, lo que ha llevado a la discapacidad auditiva. Esta
condición dificulta su capacidad para oír y comunicarse de manera
efectiva, lo que ha tenido un impacto significativo en su vida
social y académica.
La mala alimentación del adolescente también ha afectado su
salud ósea. La falta de minerales esenciales, como el
calcio y el selenio, ha
debilitado sus huesos, lo que ha llevado a una baja densidad
mineral ósea. Esta debilidad ósea es preocupante, especialmente a
una edad tan temprana, ya que aumenta el riesgo de
fracturas y otros problemas de salud relacionados
con los huesos.
Los
trastornos alimenticios y sus consecuencias
El caso de este adolescente británico pone de manifiesto la
importancia de abordar los trastornos alimenticios y la
alimentación selectiva en la infancia y la
adolescencia. El trastorno de ingesta de alimentos con
restricción de evasivos (ARFID, por sus siglas en inglés) que el
joven padecía es un trastorno poco conocido pero
grave. Se caracteriza por la aversión a ciertos alimentos
debido a su textura, sabor u otras características, lo que lleva a
una dieta restrictiva y desequilibrada.
Es fundamental que los profesionales de la salud y los padres
estén conscientes de los riesgos asociados con una
alimentación selectiva y sepan identificar los signos de trastornos
alimentarios en etapas tempranas. La detección y el tratamiento
tempranos pueden prevenir las graves consecuencias
que este adolescente ha experimentado.
Implicaciones para la
salud pública
Es fundamental educar a los profesionales de la salud, los
padres y la sociedad en general sobre la importancia de una
alimentación equilibrada y nutricionalmente adecuada. Además, este
caso destaca la necesidad de abordar el problema de la
disponibilidad y el consumo de alimentos
ultraprocesados. Estos alimentos, que son cada vez más
comunes en la dieta de las familias británicas y de muchas otras
sociedades, son ricos en calorías vacías y pobres en nutrientes
esenciales. Es fundamental fomentar el consumo de alimentos
frescos, naturales y nutritivos, y limitar el consumo
de alimentos procesados y ultraprocesados.


