#Salud: pide casi 2 millones de euros por daños y perjuicios

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En 2012, un hombre de 45 años enfrentó una tragedia que
cambiaría su vida para siempre. Debido a un error médico ocurrido
en el hospital Louis-Pasteur, en Dole, Francia, fue sometido a una
cirugía innecesaria tras un diagnóstico erróneo de cáncer de recto.
Este fallo, que al principio parecía solo un malentendido médico,
derivó en un calvario lleno de complicaciones físicas y
emocionales.

Un
diagnóstico que marcó el inicio de los problemas

Todo comenzó con un dolor persistente en el costado que llevó al
paciente a las urgencias del hospital. Allí, los médicos decidieron
realizarle una colonoscopía para identificar el
origen del malestar. Durante este procedimiento, se detectó un
pólipo que supuestamente era cancerígeno y se
procedió a retirarlo. Días más tarde, el hombre fue informado de
que, a pesar de esta intervención, se requería una cirugía mayor
para evitar que el “cáncer” progresara.

El equipo médico le advirtió: “Si no te operamos,
morirás”
. Preocupado y confiado en la recomendación de los
especialistas, el paciente aceptó someterse a una resección parcial
del recto. Sin embargo, durante la operación inicial, los médicos
perforaron el intestino, desencadenando complicaciones que
exigirían múltiples procedimientos adicionales.

Secuelas
físicas y emocionales irreparables

El daño causado en la primera intervención llevó a una segunda
operación, pero esta también terminó en desastre: se volvió a
perforar el intestino. En total, el paciente tuvo que pasar por
cinco cirugías, cada una dejando marcas físicas y psicológicas más
profundas. Como resultado, quedó con una incontinencia anal
total
, una condición que lo obliga a tomar precauciones
extremas para salir de casa y que lo incapacita para cualquier
actividad laboral.

Las palabras del propio afectado reflejan su dolor: “Estoy
incapacitado de por vida. Mi día a día es un calvario”
. Su
vida cotidiana, que antes era funcional y encaminada, se vio
reducida a una existencia plagada de limitaciones. Este caso no
solo representa un fallo médico, sino también un devastador impacto
en la calidad de vida de alguien que confiaba en recibir
atención adecuada
.

Foto Freepik

Una lucha por
justicia e indemnización

Tras años de sufrir en silencio, el hombre decidió actuar. En
2020, un informe médico respaldó su caso, concluyendo que la
primera cirugía no era necesaria, ya que el supuesto cáncer había
sido eliminado completamente durante la biopsia inicial. Este
informe, clave para avanzar en su demanda, dejó claro que el
hospital no siguió los estándares adecuados de diagnóstico y
tratamiento.

Un año después, la comisión de conciliación e indemnización de
accidentes médicos dictaminó que el hospital debía hacerse
responsable de “la integridad del daño” sufrido por el paciente.
Aunque Dole ofreció 216.870 euros como
compensación
, el afectado consideró insuficiente esta
cantidad dado el alcance de su pérdida. Por ello, presentó una
reclamación por casi 2 millones de euros, argumentando que es el
único modo de cubrir los costos futuros asociados con su
tratamiento y las limitaciones que enfrenta diariamente.

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Negligencia
médica en números crecientes

Este caso no es un hecho aislado. De acuerdo con estadísticas
recientes sobre negligencia médica, los errores en cirugías
relacionadas con el aparato digestivo o
cáncer
son uno de los principales motivos por los que los
pacientes inician demandas. Este tipo de negligencia no solo pone
en riesgo la
salud física
, sino que también afecta profundamente la
salud emocional y financiera.

En este caso particular, la falta de medidas preventivas y
decisiones bien fundamentadas derivó en un daño médico
irreversible. Aunque existen protocolos estrictos para evitar
errores, este evento dejó en evidencia cómo una mala praxis puede
causar estragos en la vida de una persona.

Reflexión
sobre la importancia del diagnóstico certero

La historia de este hombre subraya la urgente necesidad
de mejorar los procedimientos diagnósticos en los
hospitales
. Las decisiones médicas apresuradas y basadas
en información incompleta no solo arruinan vidas; además erosionan
la confianza en el sistema de salud. Evitar este tipo de errores
requiere un compromiso colectivo por parte de los profesionales
médicos, respaldado por más formación, mejores tecnologías y una
comunicación clara con los pacientes.

Aunque ninguna compensación podrá borrar el sufrimiento de las
víctimas de este tipo de errores, la justicia puede aportar algo de
alivio. Este caso sigue siendo un recordatorio de lo crucial que es
priorizar la seguridad y el bienestar de los
pacientes en cada decisión médica.

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