Los días de dominio de McLaren habían quedado atrás, y Williams había heredado ese trono. Ayrton Senna venía de una temporada de 1992 en la que logró la menor cantidad de triunfos desde su llegada al equipo de Woking en 1988, y técnicamente pasaban por un año de transición, instalando un motor Ford tras el final de su asociación con Honda.
El comienzo del campeonato de 1993 había confirmado que la situación continuaría de forma similar al curso anterior, ya que Alain Prost había ganado en la primera carrera del año en Kyalami el Gran Premio de Sudáfrica con una ventaja de un minuto y 20 segundos sobre el brasileño.
La siguiente parada de la Fórmula 1 sería el Gran Premio de Brasil en Interlagos, el circuito que Senna había ayudado a rediseñar años atrás para la vuelta de la máxima categoría a Sao Paulo pero que, dejando de lado el triunfo sufrido de 1991, le había sido esquivo.
En clasificación quedó nuevamente a la vista la superioridad de los William-Renault, con Prost y Damon Hill copando la primera fila, y el francés siendo casi dos segundos más rápido que Senna, su rival más cercano (tercero).
Lo único que alimentaba la esperanza de los miles de brasileños presentes ese domingo en Interlagos era la posibilidad de lluvia, la manera en la cual Senna, con su conocido talento en pista mojada, podía tener alguna esperanza de victoria. Prost se mantuvo al frente en el inicio y el protagonista de la jornada logró superar a Hill para colocarse segundo, pero el de McLaren después se vio superado por el británico y también por Michael Schumacher.
Parecía indicar que sería una tarde frustrante para Ayrton Senna, quien incluso recibió una penalización por superar a un doblado bajo banderas amarillas, pero la llegada de la lluvia a la mitad de la carrera cambió la ecuación por completo e incluso provocó el abandono de Prost mientras lideraba aún con neumáticos lisos, al perder el control y tocarse con el Minardi de Christian Fittipaldi, justo cuando Aguri Suzuki se había despistado sobre la recta principal, provocando la entrada del coche de seguridad, una novedad por aquellos tiempos en la Fórmula 1.
Hill era el líder en el reinicio de la carrera, pero Senna aprovechó las condiciones cambiantes de pista mojada a seca para superarlo en la vuelta 42 y encaminarse a la victoria. Aunque si se trata de Senna en Brasil… primero hay que sufrir. En las vueltas finales se encendió la alarma de la presión de aceite en el McLaren, lo que ponía en duda la victoria del tricampeón, quien finalmente cruzó la meta primero, pese a que su monoplaza se detuvo 50 metros más tarde.
Una vez en la ceremonia del podio se dio el encuentro entre Senna y Juan Manuel Fangio, quienes tenían una relación de profunda amistad y respeto mutuo. El argentino había sido invitado para entregar el trofeo al equipo ganador, que recibió Ron Dennis para celebrar la victoria 100 de McLaren en la Fórmula 1, y luego fue a estrechar la mano de Senna, que se bajó del escalón más alto y se abrazó con Fangio. La forma perfecta de Senna para cerrar una tarde inolvidable en su país.
Repasa, en fotos, la victoria de Ayrton Senna en el GP de Brasil 1993:
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En este artículo
Federico Faturos
Fórmula 1
Ayrton Senna
Juan Manuel Fangio
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