La edición número 40 de los Premios Soberano quedará registrada en la historia del arte y la comunicación de la República Dominicana, demostrando que sigue siendo el evento televisivo de mayor atención del público, tanto dentro del país como entre los dominicanos en el exterior. Esto, gracias a la asociación con Univisión —vigente desde hace un año— y al poder de las plataformas digitales y redes sociales.
Como cada año, la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) no solo premia lo que considera lo mejor en cada categoría, sino que también otorga el máximo galardón de la noche: el Gran Soberano. Este reconocimiento se entrega a lo más trascendental del año, o, en su defecto, a una trayectoria destacada en el ámbito artístico o comunicacional.
En este 2025, el Gran Soberano era esperado, predecible y aclamado. Por ello, el Consejo Directivo de Acroarte decidió reconocer a la actriz Zoé Saldaña, nacida en Estados Unidos pero con profundas raíces dominicanas. Esta elección representa mucho más que una distinción artística: es, ante todo, un acto de validación cultural. Un reconocimiento a quienes, sin importar fronteras, llevan con orgullo la dominicanidad como parte de su esencia.
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Acroarte, en esta última ceremonia bajo la presidencia de Wanda Sánchez, asumió el reto de interpretar el sentir colectivo de un país que observa, opina y celebra a través de distintas formas. Las reacciones encontradas en redes sociales —como ya es costumbre— reflejan tanto el interés como la pasión que despiertan estos premios en nuestra sociedad.
Pero más allá de las críticas puntuales sobre ganadores, vestuarios o números musicales, lo verdaderamente relevante es que los Premios Soberano siguen siendo un espejo de nuestras aspiraciones culturales. Y en ese espejo, la figura de Zoé Saldaña brilla como símbolo de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser: una nación que valora su talento, dentro y fuera de sus fronteras.
