Viajar en avión puede ser emocionante, pero hay un tema del que
pocas personas hablan abiertamente: los gases. Sí, todos hemos
estado ahí, atrapados en un vuelo de muchas horas, sintiendo esa
presión incómoda en el abdomen. Pero, ¿por qué es tan difícil
evitar que ocurra en pleno vuelo? Aquí te lo explicamos.
La
ciencia detrás de los “pedos aéreos”
Cuando el avión alcanza altitudes de crucero, la presión dentro
de la cabina disminuye. ¿Sabías que esto afecta directamente a tu
cuerpo? Según expertos en salud, el gas en tus intestinos puede
expandirse hasta un 30% más debido al cambio de
presión atmosférica, lo que significa que, lo quieras o no, ese
aire necesita salir de alguna manera. Así que ahí lo tienes, no es
solo un “problema social”, es ciencia pura.

Además, en el avión, el movimiento corporal disminuye porque
estamos sentados durante varias horas y esto provoca que los gases
se acumulen en el cuerpo, causando hinchazón y más presión. Es como
un mini globo en tu
sistema digestivo que, inevitablemente, estalla.
¿Qué comes antes de
volar?
La comida que consumes antes de subirte a un avión puede ser más
importante de lo que crees, ya que algunos alimentos generan más
gases que otros, especialmente aquellos ricos en
FODMAPs (carbohidratos fermentables). Entre estos
alimentos están los frijoles, el brócoli, el ajo y
los edulcorantes artificiales. Aunque podrían ser saludables en
tierra firme, en el aire podrían convertirse en los principales
culpables de tus problemas.
Además, evitar bebidas carbonatadas como refrescos, cervezas y
aguas con gas también es fundamental, porque estos líquidos
trapichean con aire y empeoran la hinchazón. Podríamos decir que
son pequeñas “bombas de gas” esperando a explotar.
Comer lento y evitar
tragar aire
¿Alguna vez notaste que cuando comes con prisa o masticas
chicle, tu estómago se siente hinchado? Esto se debe a que tragar
aire accidentalmente se vuelve más común en estas situaciones. En
el avión, cualquier aire adicional que entre a tu sistema puede
contribuir a la formación de gases. Comer despacio y evitar las
prisas no solo mejora la digestión, sino que también ayuda a
mantener esos incómodos gases bajo control.
Y, hablando de masticar chicle, aunque puede ayudarte con la
presión en los oídos durante el despegue y aterrizaje, también es
una fuente inesperada de aire extra. Mejor optar por caramelos
duros, que tienen el mismo efecto sin las consecuencias
gaseosas.

La importancia
de moverse durante el vuelo
Aunque el espacio en un avión es limitado, un simple
paseo por el pasillo puede hacer maravillas para
tu sistema digestivo, porque el movimiento ayuda a que los gases se
desplacen por los intestinos más rápido y de manera menos notoria.
Incluso pequeños estiramientos mientras estás en tu asiento pueden
marcar la diferencia.
Esta actividad también mejora la circulación,
previniendo problemas como la retención de líquidos o la formación
de coágulos, otro de los riesgos asociados a vuelos largos.
Mantente hidratado
Cuando estás deshidratado, tu intestino trabaja más lento, lo
que significa que los gases permanecen más tiempo
dentro de tu cuerpo. Beber suficiente agua durante el vuelo puede
garantizar que tu sistema digestivo funcione
eficientemente y se reduzca la acumulación de gases.
Evita las bebidas alcohólicas y con cafeína, ya que ambas
tienden a deshidratar tu cuerpo más rápido. Aunque un vaso de vino
pueda parecer tentador, no vale la pena el malestar digestivo que
podría venir después.
La ropa también
importa
Tal vez no lo hayas considerado, pero la ropa ajustada puede
empeorar la hinchazón en los vuelos. Por esa razón, usar algo más
holgado no solo te hará sentir más cómodo, sino que también ayudará
a que tu abdomen tenga espacio para
“respirar”. Lo ideal es elegir ropa hecha de telas suaves y
elásticas que te permitan moverte libremente. Puede parecer un
detalle pequeño, pero hace una gran diferencia.
Es importante tener en cuenta que la flatulencia es
completamente normal. De hecho, tus compañeros de asiento, los
asistentes de vuelo, e incluso el piloto están en la misma
situación. Como dice el Dr. Karan Raj, “todos se
tiran pedos en los aviones”. Es una parte natural de cómo funciona
el cuerpo humano en condiciones de baja
presión.
Por supuesto, ser consciente y respetuoso con las personas a tu
alrededor también es clave. Si sientes que un “escape” es
inevitable, hay formas discretas de abordar la situación, como
dirigirte al baño del avión.


