La historia de Brooklyn McCasland, una joven de
23 años de
Texas, ha resonado en muchos corazones y ha servido como una
advertencia crucial sobre los peligros del uso
inadecuado de lentes de contacto. Tras unas vacaciones en la playa,
comenzó a experimentar un dolor extremo en su ojo
derecho, lo que la llevó a buscar atención médica.
Inicialmente, los médicos le diagnosticaron una simple
irritación ocular, pero la situación se tornó
mucho más grave.

Primeros síntomas y diagnósticos erróneos
Después de su viaje a la playa en Alabama, Brooklyn comenzó a
sentir un dolor intenso que describió como el
“peor que había sentido”. Los médicos, sin embargo, no lograron
identificar el problema de inmediato. En su primera visita, le
dijeron que solo tenía arena en el ojo, y
posteriormente le diagnosticaron una
infección común, recetándole gotas para los ojos y
antibióticos. Sin embargo, el dolor persistió durante semanas, y la
visión en su ojo derecho comenzó a deteriorarse.
Después de un mes y medio de sufrimiento, decidió consultar a un
especialista en un centro médico a cuatro horas de distancia. Allí,
se realizó un escaneo detallado de su ojo, lo que
reveló la presencia de parásitos en su córnea. Los
médicos diagnosticaron a Brooklyn con queratitis por
Acanthamoeba, una infección ocular grave que puede
resultar en ceguera.
La infección por acanthamoeba
La acanthamoeba es un parásito que se encuentra
comúnmente en el agua dulce, como en lagos, océanos y agua del
grifo. Este organismo microscópico puede ingresar al ojo a través
de pequeñas lesiones en la córnea, y su presencia
puede llevar a complicaciones serias.
El uso inapropiado de
lentes de contacto, como nadar o ducharse con ellos puestos,
aumenta significativamente el riesgo de infección. En el caso de
Brooklyn, se sospecha que contrajo el parásito mientras nadaba en
el mar con sus lentes de contacto, lo que permitió que los
parásitos se introdujeran en su ojo.
Una vez diagnosticada, comenzó un tratamiento
intensivo que incluía gotas para los ojos con cloro, un
componente utilizado en la limpieza de piscinas. Este tratamiento
es crucial para eliminar los parásitos, pero requiere un régimen
estricto de aplicación.

Tratamiento intensivo
El tratamiento para la queratitis por Acanthamoeba puede ser
prolongado y doloroso. En el caso de Brooklyn, se le prescribieron
gotas que debía aplicar cada 30 minutos durante
todo el día. A pesar de la incomodidad y el esfuerzo, este
tratamiento era vital para intentar salvar su visión.
La infección no solo afectó su visión, sino que también alteró
su calidad de vida. La mujer se vio obligada a dejar su
trabajo debido a la incapacidad para realizar tareas
cotidianas, como trabajar en un café iluminado, donde la luz solar
le resultaba dolorosa.
Con el tiempo, la infección provocó la pérdida de visión
en su ojo derecho y actualmente está a la espera de un
costoso trasplante de córnea, que tiene una baja
probabilidad de éxito. Esta situación ha llevado a una reflexión
profunda sobre su uso de lentes de contacto durante los últimos 16
años.


