El próximo domingo, Europa vivirá una de esas jornadas electorales que inevitablemente tendrán una repercusión inmediata en el resto del continente. Los alemanes acudirán a las urnas en medio de una crispación social sin precedentes, con la extrema derecha en auge y con el miedo a un bloqueo político que paralice sus instituciones. En este país fue embajador de España entre 2012 y 2016 Juan Pablo García-Berdoy (Madrid, 1961). Este reconocido diplomático ha desarrollado gran parte de su carrera en el ámbito europeo, donde ha sido sido director general de Política Exterior para Europa, embajador de España en Rumanía y Moldavia y embajador Representante Permanente ante la Unión Europea hasta el año 2021. Ahora, ya en España trabajando en el ámbito privado como experto y líder de Asuntos Públicos de LLYC en Europa, atiende a 20minutos para analizar estas trascendentales elecciones.
¿Por qué son tan importantes las elecciones del próximo domingo en Alemania?Tienen una importancia muy grande porque Alemania es el país más importante de la Unión Europea en cuanto a economía y población. Es necesario que Alemania recupere ese papel de liderazgo que siempre ha tenido. En este momento la situación política no le permite ejercer el liderazgo y espero que haya una resolución que le permita avanzar y ayudar a que el proyecto europeo avance en estos años tan difíciles.

Ahora mismo los números dan un posible bloqueo. ¿La solución pasará por una coalición entre la derecha y la izquierda?En Alemania hay una cultura de pactos extraordinaria y por eso a mí me preocupa relativamente menos la situación política alemana que la de Francia. Lo más probable es que volvamos a encontrarnos con una gran coalición con la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) liderando y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) como socio menor. Sin excluir que hubiera otro tipo de combinaciones, aunque es muy difícil por la aritmética del país.
En otros países europeos el cordón sanitario para evitar la entrada de partidos de extrema derecha se ha roto y estas formaciones empiezan a tener presencia en gobiernos. ¿Es posible esto en Alemania? Es una posibilidad. De hecho, ya es un tema que a nivel de los länder (estados federados) se ha planteado. Yo no lo excluiría en una fase ulterior, sobre todo si Alternativa para Alemania (AFD) tiene la inteligencia política de moderar su discurso, quitarse gestos y eliminar algún contenido antisistema, que recuerdan a un pasado atroz. Si hacen eso quizás se convierta en un partido más aceptable para el país. Pero no creo que en esta legislatura veamos ese cambio. la AFD empezó como un partido con un discurso antieuro y antieuropa. Eso ha ido evolucionando con el tiempo a un discurso antiinmigración, que es un fenómeno que está presente también en otros países europeos y en Estados Unidos. Se que es muy difícil ver a un partido como la AFD, con un discurso tan simplón, en las instituciones alemanas, que son tan democráticas y transparentes, pero también es verdad que al estar fuera los ciudadanos no están comprobando hasta qué punto sus promesas son poco realistas.
Este adelanto electoral se produce en el momento más bajo de apoyo y popularidad al actual cancilller, Olaf Scholz.Yo creo que Scholz, a quien conozco bien desde su época como alcalde de Hamburgo y ministro de Hacienda, es una persona que se ha encontrado una coalición muy mal cosida con intereses contrapuestos. Además, ha sido un período muy difícil en el que no ha habido una voz única y coherente dentro de la coalición. Los alemanes se han dado cuenta de que no había un liderazgo fuerte, que era lo que necesitaba Alemania en ese momento. Yo tengo el máximo respeto por él y por su figura, pero quizá no era el canciller adecuado en un momento tan complicado, en el que, además, no tenía una base política sólida para llevar a cabo un proyecto político coherente.
¿Sigue pesando el legado de Angela Merkel en Alemania?A Merkel la historia la juzgará. Y ahora la están haciendo muy duramente. El tiempo dejará un poso distinto y quizá un balance más equilibrado. Ahora Merkel no es reivindicada por nadie. Lo que ella consiguió fue introducir un estilo racional, sosegado, empático y abierto. Pero sus políticas han sido muy criticadas incluso por su sucesor, Friedrich Merz, con el que no ha tenido una relación muy buena.
¿Qué se espera de Merz, el actual líder del CDU?Merz es un paso de página (con respecto a Merkel) y quiere introducir elementos mayores de competitividad, más liberales. Es una CDU quizá menos socialdemócrata, como muchos de los miembros de su partido le han reprochado. En todo caso, esa base de consenso se va a tener que seguir manteniendo de alguna forma. Lo único que quizá la brújula cambie y se derechice un poco más el país de lo que ha estado estos últimos años.

En cuanto a la inmigración, Merkel también marcó una política que ahora parece estar cambiando.Yo viví muy de cerca las políticas migratorias de Merkel y tengo que decir que el proceso fue ciertamente dramático y abrupto porque no consultó a ningún socio europeo y eso generó muchos reproches. Fue una decisión muy grave tomada en septiembre de 2015, que tenía que ver con la aplicación de las reglas de el Convenio de Dublín en el espacio alemán. Desde el punto de vista de la política migratoria, lo que hizo Merkel fue una decisión de política humanitaria. Ella vio el drama humano que era la crisis de los refugiados sirios bloqueados en la frontera oriental y tomó una decisión que estaba pensada para una caso en concreto. No puso en cuestión la política migratoria europea ni la suya propia, sino que intentó resolver un problema urgente.
Lo que ahora parece claro es que Alemania está tendiendo a políticas que buscan cerrarse ante la llegada de inmigrantes. ¿Será está la tendencia que seguirá el próximo canciller?La política migratoria, como la política más proactiva de los Estados de la UE en su conjunto, está para quedarse. Tenemos que tener en cuenta que el control de las fronteras exteriores es una cuestión necesaria para tener libre circulación dentro de Europa, porque si no llegamos a ese punto lo que podría producirse es un retroceso en las libertades dentro de Europa. Y, por tanto, que los Estados miembros empiecen a controlar las fronteras interiores, que haya límites en la libre circulación entre Estados y que acabemos en un espacio fragmentado, que es lo último que queremos como europeos.
Parece evidente que Alemania ha perdido peso como ‘motor’ de la UE. ¿Cree que se debe al contexto actual o a un problema de liderazgo?El problema alemán básicamente es que ha perdido grandes ventajas que le han mantenido en un estado de falta de reforma activa. Básicamente, el petróleo ruso barato, un mercado como el chino en el que Alemania pudo crecer de manera exponencial y con grandes exportaciones y un contexto global en el que la seguridad la pagaban otros. Ahora Estados Unidos dice que esto se acabó, que el mercado chino se cierra de forma paulatina y que la energía rusa desaparece para la industria alemana. Todo eso requiere una cambio radical en la estructura industrial y ni Alemania ni los europeos hemos hecho un cambio a una apuesta tecnológica para esta revolución industrial 5.0 que tenemos ahora. Nos estamos quedando al margen. Todo eso hace que el motor alemán esté un poquito gripado. Pese a todo, yo confío bastante en la capacidad de reforma de Alemania y creo que es algo que que podrá corregirse con el tiempo. A corto plazo, sí va a seguir pasando un momento complicado y todo eso lo vamos a notar los europeos.
¿Puede otro país Europeo tomar ese espacio a corto plazo?El espacio político no lo puede tomar nadie. Sobre todo porque nadie tiene la dimensión ni la masa crítica suficiente para liderar Europa en su conjunto. El espacio económico puede que lo tomemos varios estados miembros, que intentemos ayudar a que el PIB europeo siga creciendo. Desde países nórdicos a los países del sur que ahora vamos bien o algún otro que tiene capacidad de crecimiento, como es el caso de Polonia. Pero sin Alemania el proyecto europeo queda muy cojo.
En los últimos años hemos visto cierta apertura en los gobiernos alemanes, primero con Merkel y después con Scholz, a la integración europea. ¿Seguiría esa senda un potencial Ejecutivo liderado por la CDU y Merz?La integración europea no la va a poner Alemania desde el punto de vista del mercado interior clásico. Mi duda, que creo que es una duda existencial para Europa, es si Alemania dará algún paso en la dirección de dotar a la Unión Europea de capacidad fiscal. Que es un poco la asignatura pendiente que nos queda para resolver los grandes dilemas de nuestra incapacidad de ser un actor relevante en el mundo. Sin capacidad fiscal no tenemos capacidad inversora colectiva, no tenemos un euro fuerte. No tenemos, de hecho, un euro único porque la fragmentación de la zona euro lo que hace es que cada uno dependa de la propia capacidad fiscal nacional. El hecho es que sin capacidad fiscal no vamos a poder abordar los retos de Defensa y tecnológicos que tenemos que resolver ya.

Entrando en la situación de la defensa, un conflicto que ha cambiado el panorama ha sido la invasión rusa de Ucrania. Hasta ese momento Alemania tenia muchos intereses en Rusia. ¿Cómo valora la postura alemana en este conflicto? El pensamiento alemán en relación con Rusia tiene una razón muy clara y es la geografía. Rusia ha sido siempre una obsesión por su seguridad. Y ha sido tanto un riesgo como una oportunidad. En ese sentido, Alemania no ha cambiado radicalmente y hasta entonces había intentado tener una política más constructiva o incluso complaciente frente al expansionismo ruso. En su momento intentó que a través del comercio Rusia avanzará en un proceso de reformas y de integración económica. Eso mucha gente lo vio muy razonable en su momento, lo que ocurre es que esa política no ha funcionado. Ahora Alemania ya se ha implicado en el conflicto y de una manera muy directa siendo el segundo proveedor de recursos para Ucrania, tanto militares como financieros. En ese sentido, yo creo que no muchos países le pueden dar lecciones. Desde Estados Unidos el conflicto se ve en términos de competencia global, pero no nos olvidemos, la geografía es un elemento fundamental en la política exterior y si uno convive con un país como Rusia, la prudencia y el análisis un poco más constructivo es casi una medida de puro sentido común.
Trump empezará a negociar con Putin la paz en Ucrania. ¿Eso podría suponer una luz al final de túnel económico para Alemania?
No creo. En realidad, salvo una sorpresa, es previsible que los eventuales términos de una paz negociada entre Washington y Moscú, se asienten sobre unas acuerdos frágiles en lo territorial, inestables en lo político y muy costosos en términos financieros. Esta triple carga caerá sobre Europa, en especial en los Estados de la UE.
¿Afectará este movimiento de última hora a lo que voten los alemanes?No puedo anticipar si estas negociaciones afectarán al resultado de las elecciones del día 23. Son muchos los factores que aún no conocemos. Lo que más me preocupa ahora a estos efectos es la señal de impotencia y de irrelevancia que está dando la Unión Europea y el reforzamiento del euroescepticismo en Alemania y en otros Estados Miembros.


