Los NIH prevén recortar 4,000 millones de dólares a investigadores médicos #FVDigital

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Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos anunciaron recientemente su decisión de reducir drásticamente los reembolsos destinados a los costos indirectos de las instituciones de investigación. Este ajuste, que generará un ahorro de más de 4.000 millones de dólares al año, ha generado una amplia controversia entre la comunidad científica. Los científicos advierten que la medida podría poner en riesgo avances médicos vitales, como los relacionados con el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardíacas.

Los NIH, la mayor fuente de financiamiento para la investigación biomédica a nivel mundial, explicaron que los gastos administrativos asociados con la investigación ascienden a 9 mil millones de dólares anuales. A través de un comunicado en la plataforma de redes sociales X, la agencia destacó que estos fondos se destinan a cubrir una serie de costos que no se pueden asignar a proyectos específicos, pero que son esenciales para mantener la seguridad en las investigaciones y en los pacientes involucrados, como la seguridad de la investigación, la gestión de desechos peligrosos, y las condiciones de trabajo.

Mark Becker, presidente de la Asociación de Universidades Públicas y Concesionarias de Tierras, subrayó la importancia de estos reembolsos indirectos para el funcionamiento de las instituciones de investigación. Según Becker, recortar estos fondos tendrá efectos devastadores en el progreso de la investigación médica. “La reducción del reembolso de los gastos de investigación por parte de los NIH frenará y limitará los avances médicos que curan el cáncer y abordan enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas”, indicó en un comunicado. Enfatizó que estos recortes no solo afectan a las universidades, sino que, en última instancia, ponen en peligro las vidas de las personas que dependen de las curas y tratamientos desarrollados a través de la investigación médica.

Por otro lado, el portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, calificó las preocupaciones de los científicos como “histeria”. En un intento por tranquilizar a los críticos, Desai aseguró que redirigir miles de millones de dólares de gastos administrativos a fondos destinados exclusivamente a la investigación científica “legítima” resultará en más recursos disponibles para el avance de la ciencia. Según el portavoz, al disminuir los gastos administrativos, se asegurará que una mayor proporción de los fondos otorgados por los NIH se destinen directamente a las investigaciones que salvan vidas.

Este recorte forma parte de una serie de iniciativas impulsadas por la administración Trump para reducir el gasto en todas las agencias federales. Con el Departamento de Eficiencia Gubernamental, encabezado por Elon Musk, revisando minuciosamente el gasto del gobierno federal, la posibilidad de más recortes en el sector salud ha generado preocupación en diversas instituciones científicas. Además, la introducción de inteligencia artificial en el análisis del presupuesto podría acelerar los cambios y aumentar la presión sobre los organismos de investigación.

La medida de los NIH se suma a una discusión más amplia sobre la gestión de los fondos destinados a la investigación científica. Los reembolsos por costos indirectos han sido un tema recurrente de debate. En 2016, un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) de Estados Unidos instó a una mayor supervisión de estas tasas, señalando que, en algunos casos, los fondos federales podrían no haberse utilizado de manera eficiente. Sin embargo, muchos en la comunidad científica consideran que la eliminación de estos costos indirectos no solo es un paso atrás en términos de eficiencia, sino una amenaza directa al progreso científico.

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Con el futuro de la investigación biomédica en juego, los recortes de los NIH se perciben como una jugada que podría repercutir de manera significativa en la capacidad de los investigadores para abordar las enfermedades más complejas y mortales de nuestra era. La comunidad científica se enfrenta ahora a un panorama incierto, en el que los fondos destinados a la investigación podrían verse reducidos considerablemente, afectando su capacidad para llevar a cabo investigaciones de vanguardia que salvan vidas. A medida que se sigue debatiendo la eficacia de estas decisiones en la esfera política, los científicos y las universidades hacen un llamado urgente para encontrar soluciones que no comprometan el avance médico.

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