El colesterol es un término que muchos de
nosotros hemos escuchado a lo largo de nuestras vidas, pero su
comprensión a menudo queda en la superficie. Este compuesto
graso, producido principalmente por el
hígado, también se encuentra en varios alimentos
que consumimos. Aunque es esencial para varias funciones
corporales, un nivel elevado de colesterol puede ser perjudicial
para la salud, especialmente en lo que respecta al corazón.
El colesterol se encuentra en todas las células del
cuerpo y es necesario para la síntesis de
hormonas esteroides como los estrógenos y la testosterona.
Asimismo, contribuye a la estructura y funcionalidad de las
membranas celulares y es un precursor de la
vitamina D, esencial para la salud ósea.

Tipos de colesterol
Existen dos tipos principales de colesterol que debemos
considerar:
Colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad):
conocido como “colesterol malo”, se asocia con un mayor riesgo de
enfermedades cardiovasculares. Este tipo de colesterol transporta
el colesterol desde el hígado a las células, pero un exceso puede
llevar a la acumulación de placas en las arterias.
Colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad):
llamado “colesterol bueno”, ayuda a eliminar el exceso de
colesterol del torrente sanguíneo y lo transporta de vuelta al
hígado para su eliminación.
Un equilibrio adecuado entre el colesterol LDL
y HDL es crucial para mantener una buena salud cardiovascular. Un
nivel elevado de LDL puede aumentar el riesgo de aterosclerosis,
que es la acumulación de grasa en las arterias, lo que puede llevar
a infartos y accidentes cerebrovasculares.
¿Cómo se puede
medir el colesterol?
La forma más precisa de conocer nuestros niveles de colesterol
es a través de un análisis de sangre, conocido como perfil
lipídico. Este examen mide:
- Colesterol total
- Colesterol LDL
- Colesterol HDL
- Triglicéridos
Para realizar un perfil lipídico, generalmente
se requiere que la persona esté en ayunas durante
al menos 9-12 horas. Esto asegura que los resultados no se vean
influenciados por la ingesta reciente de alimentos.
Los expertos sugieren realizar este análisis al menos
cada cinco años, especialmente si se tienen
factores de riesgo como
antecedentes familiares de
enfermedades cardíacas, diabetes o hipertensión.
¿Es
posible detectar un nivel elevado sin análisis?
La respuesta corta es que, aunque no es posible obtener un
diagnóstico preciso sin un análisis de sangre, existen ciertos
signos y síntomas que pueden indicar un problema como:

- Fatiga inexplicable: la fatiga
constante puede ser un signo de problemas circulatorios. - Dolores en el pecho: esto puede
ser un síntoma de enfermedad cardiovascular. - Dificultad para respirar: puede
indicar que el corazón no está bombeando eficazmente.
Observar nuestros hábitos alimenticios y estilo de vida puede
ofrecer pistas sobre nuestros niveles de colesterol. Por ejemplo:
el consumo excesivo de alimentos procesados y fritos puede elevar
el colesterol LDL y la actividad física regular ayuda a mantener
niveles saludables de colesterol.
Factores de riesgo
asociados
Existen varios factores que pueden contribuir a un aumento en
los niveles de colesterol. Algunos de ellos son:
- Genética: la hipercolesterolemia
familiar es un trastorno hereditario que puede causar niveles altos
de colesterol. - Sobrepeso: el exceso de peso
puede contribuir a niveles elevados de LDL. - Fumar: el tabaquismo disminuye el
colesterol HDL, aumentando el riesgo cardiovascular. - Edad y género: a medida que las
personas envejecen, el riesgo de colesterol alto aumenta,
especialmente en hombres.
El colesterol es un componente esencial del cuerpo, pero su
manejo es crucial para
prevenir enfermedades graves. Aunque no siempre es posible
detectar un nivel elevado sin un análisis de sangre, prestar
atención a los signos y adoptar un estilo de vida saludable puede
marcar una gran diferencia.
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