Por Ana Paula Gonzalez

Redacción.- El futuro de muchos jóvenes dominicanos enfrenta desafíos. Con títulos en mano y sueños por cumplir, se enfrentan a una difícil realidad: el desempleo, un mercado laboral en que no vislumbran muchas oportunidades para obtener sustento y ofrecer sus conocimientos al país.
Vianelis Martínez sabe lo que significa luchar contra la adversidad. A pesar de su discapacidad motora, culminó su carrera en Administración de Empresas con excelencia hace 3 años en la Universidad del Caribe. Sin embargo, desde su graduación ha enfrentado el silencio de un sistema que no le abre las puertas.
¨Me preparé para contribuir a la sociedad, pero siento que la sociedad no está preparada para recibirme. Currículum enviado, entrevistas y todo sigue igual.¨ Indicó Vianelis.
El caso de la joven Margaret Frías es otro reflejo de la lucha incansable de la juventud dominicana. Durante sus años de universidad, tuvo que emplearse como trabajadora doméstica para conseguir el dinero del transporte diario a la universidad. Desde Haina viajaba al Distrito Nacional todos los días con la esperanza de que su título en Psicología Educativa le asegurara un futuro mejor. Se graduó en 2016 y casi 10 años después sigue desempleada.
¨Pensé que lo difícil era estudiar, pero lo más difícil ha sido encontrar una oportunidad. Mi título no me ha abierto las puertas. Lo único que quiero es poder brindarles a mis padres una mejor calidad de vida.¨ Entre lágrimas expresó Margaret.
Frías, como muchos otros, siente el peso de un sistema en que no encuentra oportunidades para su talento y esfuerzo. Mientras tanto, jóvenes como Yeidry Alexandra y Diego, estudiantes de psicología industrial y Comunicación Social, ven con incertidumbre su futuro profesional y laboral.
“Uno se mata estudiando para nada. A veces siento que no importa cuánto me esfuerce, el sistema ya tiene las puertas cerradas.” Expresó Yeidry alexandra, estudiante de psicología industrial.
“Es como si todo lo que hemos hecho no valiera la pena. El sistema no está preparado para nosotros.” Indicó Diego Rivera, estudiante Comunicación Social.
Este es el panorama que observan no solo los graduados. Los jóvenes, que aún estudian para convertirse en profesionales, también expresan dudas sobre si realmente vale la pena tanto esfuerzo.
¨Como sistema debemos buscar la forma de que los muchachos tengan mayor motivación y puedan obtener su primer empleo para evitar este tipo de situaciones.¨ Indicó Rudelania Valdez, psicóloga clínica y profesora universitaria hace 12 años.
Las cifras del Ministerio de la Juventud evidencian la magnitud del problema. Según datos de la Unidad de Estudios sobre Juventudes, la tasa de desempleo juvenil se situó en 8.3% al cierre de 2024.
Para enfrentar este reto, el Laboratorio de Emprendimiento y Políticas de Primer Empleo Joven ha beneficiado a más de 16,931 jóvenes con capacitaciones y orientación para su inserción en el mercado laboral, además el programa de inclusión juvenil «Juventud con B de Barrio» ha impactado a 9,275 jóvenes en comunidades vulnerables.
El desempleo juvenil en República Dominicana no es solo una estadística, sino una realidad que paraliza sueños, frustra talentos y amenaza con perpetuar un ciclo de desigualdad. La juventud del país no solo necesita estudiar, sino encontrar puertas abiertas para construir ese futuro digno. Si el sistema no cambia, si las oportunidades no llegan, ¿qué mensaje se está enviando a quienes hoy luchan por un mejor mañana?


