Por qué Elon Musk es a la vez un problema y una oportunidad para Europa: “Hemos pecado de eurocentrismo”

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La Unión Europea tiene ahora mismo muchas preocupaciones y Elon Musk se ha añadido a la lista, pero el papel del magnate, ahora asesor de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos, tiene una doble visión para Europa: amenaza, sí, pero también una oportunidad para que, por fin, el bloque comunitario pueda avanzar en la autonomía estratégica desde el punto de vista tecnológico. En ese camino va tarde; mientras, Musk llama a “liberar” países y pide el voto para la ultraderecha en Alemania. Lo del multimillonario, sin ser líder de ningún país, también cuenta como injerencia extranjera, igual que las que pueden lanzar Vladimir Putin o China.

Sergio Príncipe, doctor y profesor de la Universidad Complutense, explica a 20minutos que “la base es la misma que lo que hacen Rusia o China”, pero con muchos matices. “El concepto de desinformación es muy amplio; depende un poco también de las consecuencias”, matiza el profesor, antes de añadir que “lo de Musk es una cuestión de estrategia, lo que está buscando es dinamitar tus esquemas o tus estrategias”, asume. Eso sí, Europa necesita aprender lecciones. “Hemos pecado de eurocentrismo: la desinformación a nivel ciudadano siempre se ha tomado no demasiado en serio. Ahora el tema es que tenemos a Elon Musk, que es el dueño de un juguete que se llama X, con todos sus satélites, etc. Tiene todo un mecanismo tecnológico detrás. Nos ha empezado a preocupar cuando este tinglado se mezcla con la política“, concluye, con un perfil además nada diplomático: “Esas palabras por ejemplo no se le ha escuchado a Xi Jinping. Y Musk, el problema, es que está cómodo con ese rol”.

Musk se ha erigido como un actor internacional más y por tanto es otro examen para la UE. “La Unión no debería ser tibia, pero sin caer en por ejemplo el cierre de X. Hay normativa que se puede aplicar. Si la propia  Comisión no se cree las propias directivas que aprueba, es un problema”, comenta Príncipe. En ese contexto, los giros de guion pillan a la UE en un proceso de muchos cambios internos. “Ahora Bruselas parece haberse quedado sin pesos pesados para enfrentar este tipo de situaciones. De momento la reacción es nula”, lamenta y pide algún tipo de contrapartida por parte de Bruselas: “Estamos en un contexto en el que hay que dar alguna respuesta que, por supuesto, sea coordinada. Y parece que todo está esperando a que hable Von der Leyen -ahora mismo ausente por una neumonía-“. El mutismo, así, es la peor opción posible. “No hay que sobrereaccionar, pero tampoco es buena opción el silencio”, termina.

En los gobiernos europeos ya están encendidas las alarmas. Pedro Sánchez lo dejó claro esta misma semana. El presidente del Gobierno criticó la “internacional ultraderechista” liderada “por el hombre más rico del planeta”, en alusión al propio Elon Musk, y le acusó de atacar a las instituciones, azuzar el odio y pedir el voto en Alemania “a los herederos del nazismo”. Se unió así Sánchez a Emmanuel Macron, que señaló al magnate por ser el ‘cabecilla’ de “una internacional reaccionaria”, aunque eso sí abogó por unas buenas relaciones con la Administración Trump. Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, no cree sin embargo que su papel tenga que ver con una “injerencia”.

Y pese a todo eso, Elon Musk también le abre a la UE una ventana de oportunidad. “Tenemos que centrarnos en que la Unión Europea sea autosuficiente, y eso implica también el campo tecnológico, esté Musk o no”, resumen las fuentes comunitarias consultadas por este medio, que además relativizan el papel del multimillonario. “Ya se han aprobado leyes para que quede claro qué se puede hacer y qué no, qué normas tenemos como UE y hasta dónde se puede llegar. Si se sobrepasan los límites, se aplican sanciones”, añaden. Ese perfil más práctico viene porque la Unión Europea es consciente de que puede encontrar en ese escenario una (otra) motivación para toma decisiones.

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La realidad es que la UE tiene que competir con Estados Unidos y China y las posiciones de Musk pueden ser un acicate. “No hay un Google europeo, pero ese no es el verdadero problema. Hay que sentar unas bases para que la UE sea competitiva“, concluyen las fuentes; esa guía ya está también incluida en el informe Draghi. Andrea G. Rodríguez, investigadora asociada del Centro de Estudios de Política Europea (CEPS), comenta que esa competitividad pasa por la inversión, la capacidad de innovación y relevancia. “Entonces, cuando hablamos de competitividad en la Unión Europea, sobre todo se está hablando de dos maneras. La primera manera es en temas emergentes, pues en aquellos mercados que van a ser cada vez más relevantes, como puede ser el tema de la inteligencia artificial. Y luego también la Unión Europea habla también de competitividad en términos de autonomía estratégica“.

Algunos pasos sí que ha dado la Unión contra el magnate y otros actores que bucsan influir en la UE, con las leyes DSA y DMA, y también con la lucha contra la desinformación. La ley de servicios digitales (DSA) y la ley de mercados digitales (DMA) quieren poner orden en la ‘jungla’ de las redes sociales, mientras Musk, como dueño de X, llama a la “libertad de expresión”, algo que la UE entiende que no puede permitir: una carta blanca para la desinformación. En ese grupo de Elon Musk entra también Mark Zuckerberg: el CEO de Meta ha anunciado que suprimirá los verificadores de información de sus redes sociales, Facebook e Instagram, algo que choca con los planes de Bruselas.

No hay un Google europeo, pero ese no es el verdadero problema. Hay que sentar unas bases para que la UE sea competitiva

A lo largo de la legislatura 2019-2024, el Parlamento Europeo, por su parte, ha dado la voz de alarma sobre los intentos sistemáticos de injerencia electoral por parte de actores extranjeros. Ya en 2019, los eurodiputados observaron un fuerte aumento de la propaganda rusa y de los esfuerzos por eludir las restricciones a la financiación extranjera de los partidos políticos. Es más, se formaron dos comisiones parlamentarias, una tras otra, para examinar la injerencia extranjera en los procesos democráticos de la UE, primero en 2020 y luego en 2022. Basándose en los resultados, los eurodiputados formularon recomendaciones para mejorar la resistencia de la UE frente a la desinformación y la intromisión y para proteger las elecciones europeas del año pasado.

Los eurodiputados expresaron su preocupación específica por la injerencia rusa y china en los asuntos de la UE, pero también trataron de reforzar la defensa de la UE frente a la injerencia de otros países, como Qatar y Marruecos. Ahora, en cierto modo, Estados Unidos también se suma a ese grupo de la mano de Musk y en Bruselas, las fuentes consultadas, dan por sentado que las herramientas utilizadas con Moscú o Pekín sirven si Washington coge el mismo camino.

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