República Dominicana.– Entre los pasillos de tierra mojada que parecen un laberinto hacia la nada, vive Sergio Rivera Leo, de 45 años, y su esposa Ángela Nicole Hotesse, de 39, junto a sus hijos, en una casa que lucha contra la intemperie, sostenida por hojas de zinc deterioradas, enclavada en un rincón olvidado cerca de la Laguna de San Luis, en Santo Domingo Este. (Seguir leyendo…)
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