Arturo Sandoval, apasionado de los habanos… y de la música #FVDigital

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A sus 75 años recién cumplidos, Arturo Sandoval presume que tiene una salud excelente. Lo cuenta mientras saborea un habano, un hábito que tiene desde los 14 años.

“No es ningún secreto”, dijo el venerado trompetista cubano. “La gente que me sigue lo sabe”.

No, no es ningún milagro que sus pulmones, su principal instrumento de trabajo, estén intactos, como lo muestran los estudios que se realiza cada año en un hospital de Los Ángeles. Lo que pasa es que, explica, el humo del tabaco no se absorbe como el del cigarrillo, que entra hasta los pulmones.

“El humo del tabaco solo llega a la boca, a la garganta, y lo botas”, dijo.

Fumar habanos, sin embargo, aunque es una de sus pasiones, no es la más importante. Para este músico, su más grande pasión es la música, no solo porque lo ha llevado a recorrer el mundo entero, sino porque fue lo que lo mantuvo de pie mientras vivió en la dictadura cubana.

“Me considero bendecido porque yo era un niño que no tenía mucha esperanza”, dijo. “La música vino a salvarme la vida”.

Arturo Sandoval aprendió de forma autodidacta a tocar la trompeta cuando era niño. Luego, tomó clases por dos años y medio. Nadie en su casa era músico; su padre era mecánico de autos, un oficio que no le desagradaba a Sandoval, si no fuera porque no le gustaba nada embarrarse de grasa.

Luego de sus estudios, Sandoval comenzó a tocar en orquestas de Cuba, hasta que un día de mayo de 1977 el monstruo del jazz y también virtuoso de la trompeta, Dizzy Gillespie, visitó la isla y escuchó a la banda de la que Sandoval era miembro.

Cuando Guillespie regresó a Estados Unidos, habló de lo que había visto y oído con un ejecutivo de la disquera CBS, quien tiempo después viajó a la isla para comprobar lo que Guillespie le había contado. Luego, a través del gobierno cubano, la banda y la disquera firmaron un contrato por tres años.

En uno de los viajes que la agrupación cubana hizo a Estados Unidos, Sandoval, con la ayuda de Guillespie, desertó y solicitó asilo político. A partir de ese momento se unió a la banda de Guillespie y permaneció ahí hasta la muerte del jazzista en 1993.

Desde que radica en este país, los premios y reconocimientos le han llovido; entre los más sonados están sus diez Grammys. Pero el más reciente, que le entregaron el 8 de diciembre, fue el Kennedy Center Honors, que cada año se otorga en Washington, D.C., a cinco artistas por sus contribuciones a la cultura estadounidense.

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Sandoval acaba de ser honrado, el pasado 8 de diciembre, con el Kennedy Center Honors en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts en Washington. Foto: AP/Manuel Balce Ceneta

“Es sin duda el reconocimiento más bonito e importante que pueda recibir un artista en Estados Unidos”, dijo Sandoval, quien regresa el lunes 23 de diciembre al Walt Disney Concert Hall para presentar su concierto de cada año, Arturo Sandoval Swinging Holiday, un show con un repertorio navideño. “Me siento muy honrado y es una satisfacción muy grande, y lo guardaré en mi corazón hasta el último día que me toque vivir”.

Este año también estrenó “My Foolish Heart”, un álbum melodioso que él describe como tierno y suave, distinto a sus álbumes previos.

“Es para ir en contra de todo lo que está pasando, porque estamos viviendo una etapa muy difícil, con mucha tensión, guerras, problemas”, dijo. “Es para crear un poco de paz y de tranquilidad espiritual”.

El tiempo para retirarse no es algo que ha pasado por la cabeza de este artista. Eso, dice, está en las manos de dios.

“Él va a decidir cuándo deba retirarme”, dijo. “No lo he pensado y no me ha pasado por la mente; eso será cuando me pare en un escenario y sienta pena en vez de orgullo”.

En detalle

Qué: Concierto “Arturo Sandoval Swinging Holiday”

Dónde: Walt Disney Concert Hall, 111 S. Grand Ave., Los Angeles

Cuándo: lunes 23 de diciembre, a las 8 pm

Informes: laphil.com

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