La guerra civil en Siria parece eterna. Se inició en 2011, tras un levantamiento contra el gobierno del presidente Bachar al Asad, y en 2020, con un alto el fuego, se estuvo a un paso del fin. Pero no. Con más o menos intensidad, el conflicto armado ha seguido abierto. Siria, antaño ejemplo de país próspero (que no exactamente libre y democrático), sigue sin estar en paz.
El pasado 27 de noviembre, cuando sólo habían pasado unas horas de la tregua en Líbano entre Israel y Hezbolá, tuvo lugar una ofensiva contra el régimen de Al Asad. Una coalición de grupos laicos mayoritarios respaldados por Turquía y encabezados por la Organización para la Liberación del Levante (exfilial de Al Qaeda en Siria) tomó Alepo. No hubo apenas resistencia del Ejército sirio, que prefirió retirarse a la espera de refuerzos.
Damasco prepara la “contraofensiva”
La irrupción rebelde en la segunda ciudad más grande de Siria es el mayor éxito de los combatientes contra Al Asad en años. Las fuerzas gubernamentales habían mantenido el control total de Alepo desde que la capturaron en un asedio en 2016, uno de los principales puntos de inflexión de una guerra que ha matado a cientos de miles de personas.
El jefe del principal grupo opositor sirio en el exterior, Hadi al Bahra, dijo que los rebeldes empezaron a prepararse para tomar Alepo hace un año, pero que la guerra entre Israel y Hamás los retrasó. “En el momento en que hubo un alto el fuego en Líbano, encontraron esa oportunidad… para empezar”, afirmó.
Ahora, Damasco asegura que se está preparando para una “contraofensiva” con ayuda militar de Irán y Rusia, así como de milicias chiíes iraquíes. De ese modo pretenden frenar el avance yihadista hacia la ciudad siria de Hama. En las últimas horas, fuerzas rusas y sirias han llevado a cabo decenas de ataques aéreos para tratar de limitar los avances de los insurgentes, infligiendo numerosas bajas.
Turquía aprovecha el descuido de Irán y Rusia
El asombroso avance de las fuerzas rebeldes sobre Alepo se produjo cuando varios actores clave del conflicto sirio se han visto distraídos o debilitados por diversos factores, pero básicamente por la ofensiva de Israel en Líbano. Es por eso que estos días han tenido lugar los enfrentamientos más intensos desde el alto el fuego de 2020 que trajo una relativa calma al norte del país.
Cientos de combatientes de las milicias iraquíes respaldadas por Teherán cruzaron a Siria para combatir a los rebeldes
Irán, que al igual que Hezbolá apoya al régimen, se ha visto debilitado por los recientes ataques aéreos israelíes. El lunes cientos de combatientes de las milicias iraquíes respaldadas por Teherán cruzaron a Siria para ayudar a combatir a los rebeldes islamistas.
Hezbolá también. A principios de este año, los ataques aéreos israelíes en Alepo alcanzaron sus depósitos de armas y fuerzas gubernamentales sirias, entre otros objetivos. Israel rara vez reconoce los ataques contra Alepo u otras zonas de Siria controladas por el gobierno.
Rusia, el principal apoyo internacional de Al Asad, está más preocupada por su guerra en Ucrania. Así, el país que se muestra reforzado es la Turquía de Erdogan. Sus fuerzas han atacado anteriormente el noreste de Siria, queriendo eliminar una de sus principales preocupaciones en sus fronteras: los grupos dirigidos por kurdos.
El puzzle sirio: facciones y zonas que controlan
Las tropas gubernamentales sirias, las del presidente Al Asad, controlan desde hace tiempo gran parte del país, casi dos tercios, gracias a las fuerzas aliadas enviadas por Rusia e Irán. Estas fuerzas controlan la mayoría de los principales núcleos de población, incluida la capital Damasco y ciudades del centro, sur y este de Siria.
Las fuerzas rebeldes, de uno y otro signo, se han hecho con más de un tercio de Siria. Las más poderosas y noticia ahora por la toma de Alepo son las lideradas por la Organización para la Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham). Fue durante mucho tiempo la rama de Al Qaeda en Siria y está considerado grupo terrorista por la ONU y otros países, incluido EEUU.
Este grupo controla gran parte del noroeste de Siria y en 2017 creó un “gobierno de salvación” para gestionar los asuntos cotidianos de la región. Ahora han llegado a Alepo, provincia de Halab, y a parte de la de Hama, pero el principal bastión de la Organización para la Liberación del Levante está en la provincia de Idlib. En julio de 2017, se apoderó de toda la frontera sirio-turca en esa provincia y de la capital, en detrimento de su antiguo aliado Ahrar al Sham.
Otros grupos insurgentes son Noureddine el-Zinki, que anteriormente contaba con el respaldo de Estados Unidos, antes de unirse a la alianza liderada por Tahrir al Sham. Está también la coalición de grupos respaldada por Turquía y conocida como Ejército Nacional, y las Fuerzas Democráticas Sirias dirigidas por kurdos, una coalición de grupos respaldada por Washington, que controlan amplias zonas del este de Siria.
El mapa de Siria también incluye a Israel, que mantiene los Altos del Golán, de los que se apoderó en la guerra de 1967 contra sus vecinos árabes.
Washington, sí pero no
EEUU, ya se ha dicho, apoya a varios de los grupos armados de la guerra civil siria. Pero además, alrededor de 900 soldados estadounidenses están estacionados en el este del país para protegerse de un resurgimiento de los extremistas yihadistas.
Por supuesto, no nos preocupa el hecho de que el gobierno de Al Asad se enfrente a ciertos tipos de presiones”
La sorprendente ofensiva sobre Alepo ha dejado a Washington en una difícil posición, informa CNN. Se trata de no apoyar plenamente a ninguno de los bandos y al mismo tiempo mantener una posición de fuerza de su millar de soldados en Siria.
“Quiero dejar en claro que Estados Unidos no está involucrado de ninguna manera en las operaciones que se están desarrollando en Alepo y sus alrededores, en el noroeste de Siria”, dijo este lunes el mayor general Pat Ryder, secretario de prensa del Pentágono.
Fue más explícito, el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan. Por un lado recordó que Alepo ha sido tomada por integrantes de “una organización terrorista” y por otro reconoció que “por supuesto, no nos preocupa el hecho de que el gobierno de Al Asad, respaldado por Rusia, Irán y Hezbolá, se enfrente a ciertos tipos de presiones”.