El primer ministro francés, Michel Barnier, ha renunciado este lunes a sacar adelante el presupuesto de Seguridad Social de Francia en la Asamblea, y deja a su Gobierno al borde de la caída, pues tanto la RN de Marine Le Pen como el Nuevo Frente Popular (NFP) tienen previsto, según han ido anunciando, presentar sendas mociones de censura. El primer ministro ha recurrido al artículo 49.3 de la Constitución para sortear el bloqueo parlamentario, algo que, si pasaba, abría la puerta -como ha sucedido- a que la oposición pueda tumbar al Gobierno solo unos meses después de que tomase posesión.
“Los franceses no nos perdonarían que antepongamos los intereses particulares al futuro de la nación”, ha explicado el propio Barnier en la Asamblea, justo a la vez que pedía “responsabilidad” al resto de formaciones. Durante toda la jornada del lunes ha ido haciendo concesiones a la derecha radical en lo referente a las pensiones, el reembolso de medicamentos o los impuestos sobre la energía. No ha sido suficiente para alcanzar un acuerdo con el partido de Le Pen.
Por su parte, el NFP cargó duramente contra el Ejecutivo. No es posible que en una democracia gobiernen quienes han perdido las elecciones“, expresó la diputada Mathilde Panot, que denunció, igual que Jordan Bardella, líder de RN, el “caos político” en el que lleva sumida Francia desde las últimas elecciones legislativas.
El propio Bardella, pese a que el Gobierno salió en un principio adelante con el apoyo de la derecha radical, anunció rápido la posición de los suyos a favor de una moción de censura, contra un Ejecutivo que, expresó, “no entiende las necesidades de los franceses” porque es “hijo del macronismo”. El enfant terrible de Marine Le Pen ya dejó claro asimismo que “solo un milagro en el último minuto” salvaría un acuerdo de los suyos con Matignon. En este sentido, Bardella le recordó a Macron que los ciudadanos votaron por “pasar página” pero “no fueron escuchados”.
Barnier, con todo, siempre ha estado en el alambre. No hay mayorías claras en el Parlamento, con la izquierda como fuerza principal tras la victoria del NFP en las legislativas, por delante del macronismo y del RN de Marine Le Pen. El perfil de Barnier pareció contentar a los centristas y también a su partido, Los Republicanos, pero levantó desde el primer minnuto muchas dudas tanto en las formaciones progresistas como en la derecha radical, aunque en los últimos tiempos ha tenido guiños hacia ellos. Macron recurrió en su peor momento a una vía ‘moderada’ para acabar con el bloqueo, pero ahora el bloqueo está muy cerca de volver.