Alemania y mis reflexiones variadas

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Son incontables los viajes que he dado al continente europeo, ¡me encanta!! Lo he visitado por motivos profesionales, turísticos y familiares; he recorrido muchas de sus naciones, dentro de ellas, Holanda, España, Dinamarca, Bélgica, Alemania, Grecia, Francia, Suiza, etc. pero España y Alemania son algo así como una segunda patria; allá tengo núcleos de afectos muy especiales, por lo  que me esfuerzo más , por entender el comportamiento de la gente, estilo de vida, estructuras, gobiernos, cultura en general; el idioma español me facilita esta misión en España y el inglés, me ayuda un poco en Alemania.

Si embargo,  no importa el lugar donde me encuentre, idioma, cultura, busco la forma de explorar sus encantos y el de las personas en el entorno, como lo hice , por ejemplo,  durante un mes en cruceros por las islas griegas del Mar Egeo y  en Egipto, recorriendo El Cairo, Alejandría y el desierto en camellos, lo mismo que saludando al Rey Juan Carlos en el Palacio de las Zarzuelas, y a una primera dama en  Guatemala ; como lo hago en mi pais,  visitando el campo, tomando café con vecinos o jugando  con las amigas.  En todos los lugares, no importa lo suntuoso o humilde, hay seres humanos, dotados de cuerpo y alma, con inquietudes, con las mismas necesidades, buscando sobrevivir, divertirse y creando mecanismos para hacerlo; de ahí, que tratar de conocerlos, es lo primero que hacemos al visitar una nación.

En este momento, estoy en Alemania; es invierno, la brisa es super fría; en esta temporada, se acentúa las actitudes y acciones sobrias de los alemanes, respetando las normas.  Los primeros días los he pasado en Berlín y quise refrescar mi memoria, visitando la famosa avenida Unter den Linden, donde se encuentra el parlamento, así como edificios que alojan a mandatarios y destacadas personalidades; esta también el famoso Brandenburger  Tor y la llamada islas de los museos, porque  hay  museos, rodeados de canales de agua . Dentro de ellos, visite Berlines Dom, un edificio religioso, cristiano, con alrededor de doscientos setenta (270) escalones, que conducen a la cúpula y permite ver, desde diferentes niveles, la belleza de esa área de la capital. En el primer nivel, me senté a escuchar el coro; luego encendí un valoncito y ore por la paz del mundo. Confieso que al subir tantos escalones quede agotada, pero, aun así, me dedique a ver museos y visitar centros comerciales.

Al día siguiente, aborde un tren rumbo a Leipzig, una ciudad bella y acogedora, donde visite el zoológico mas grande y concurrido que posee. Para conocer bien su estructura y variedad de animales, debe pasarse un día; apenas estuve cuatro horas, lo suficiente para contemplar como en su hábitat natural, elefantes, tigres, leones, jirafas, aves, peces, gorilas, etc.… Los monos suelen entristecerme, siempre me han parecido como seres humanos, pero infelices, solitarios, sin rumbo.

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Cabe destacar, una vez más, la limpieza, orden, silencio, seguridad, respeto a las leyes de tránsito, que se observa en Alemania. Reconozco que estoy emocionada al compartir pinceladas de estas vivencias y algunas reflexiones al margen;  es una forma de hacer catarsis como en familia y recordar, que la vida es una y termina, que vale la pena viajar, visitar otras comunidades, conocer, compartir con humildad; que las diferencias entre los seres humanos y las naciones, existen y existirán siempre, pero debemos buscar que fluya la armonía en la humanidad; para lograrlo, lo primero es conocer los motivos de las diferencias, que tratemos de aprender y poner en práctica lo mejor de los demás; buscar  armonía es un comprender, respetar, ayudar sin ofender ni humillar; esa es, a mi juicio,  la clave de la paz. ¡Feliz Navidad!!

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