La amenaza nuclear parece más cerca que nunca. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha puesto en marcha una nueva carrera armamentística tras anunciar la producción en serie de una nueva generación de misiles hipersónicos que, entre otras cosas, son capaces de alcanzar en cuestión de minutos capitales europeas siendo indetectables.
“Nadie en el mundo tiene por ahora dicho armamento. Sí, tarde o temprano también lo tendrán otras potencias, pero eso será ya mañana o dentro de un año o dos. Y nosotros ya tenemos ahora ese sistema y eso es lo importante”, aseguró el propio Putin el pasado viernes al reunirse con representantes de su Ministerio de Defensa y de la industria militar.
Más allá de las palabras, las fuerzas rusas ya han hecho en realidad gala de la fuerza de estos misiles. En la madrugada de este jueves el país atacó con una de estas armas hipersónicas la ciudad ucraniana de Dnipro, unos hechos que hicieron saltar todas las alarmas ante una nueva escalada del conflicto. Lo hicieron, eso sí, sin carga nuclear y, como reveló el propio Putin, el ataque se produjo como respuesta a la ‘luz verde’ que ha recibido el país ucraniano por parte de Estados Unidos y Reino Unido de utilizar misiles de larga distancia contra ellos.
Tras el ataque ucraniano, este país sigue por el momento siendo el centro de todas las operaciones rusas, pero lo cierto es que las miradas se expanden ya hacia otros horizontes ante las advertencias de que dichos misiles puedan dirigirse también hacia el país estadounidense y hacia los que el Kremlin considera sus ‘satélites europeos’.
Producción en serie de misiles
La utilización en Ucrania de una de estas armas llevó a las autoridades de Estados Unidos el pasado jueves a asegurar que se trataba de un misil meramente “experimental”. Sin embargo, Putin, en respuesta a esas declaraciones, ha anunciado la producción en serie del misil hipersónico concreto con el que impactaron en la ciudad de Dnipro: el Oréshnik.
Su velocidad, de hasta tres kilómetros por segundo, lo convierte así en un arma indetectable para los servicios de defensa enemigos. Apenas hay imágenes de este misil y la información sobre él es muy reducida, pero la inteligencia ucraniana afirmó que fue lanzado desde un complejo de misiles en la región rusa de Astracán, al sur de Rusia, y a más de 800 kilómetros de Dnipro. El misil tardó así apenas 15 minutos en llegar a la ciudad.
Putin ha resaltado que, aunque el Oréshnik no sea un arma de destrucción masiva, puesto que persigue objetivos mucho más precisos, su utilización será asignada a las Fuerzas Estratégicas por tener un alcance de varios miles de kilómetros. Y, al mismo tiempo, ha lanzado otra advertencia, al asegurar que Moscú continuará con los ensayos de dicho misil “incluido en condiciones de combate”.
Europa, en el punto de mira
Más allá de Ucrania, lo cierto es que las amenazas de Rusia han ido dirigidas hacia otros países. Tras Dnipro, los expertos han calificado los hechos como una “advertencia” a Occidente por parte de las autoridades rusas y la realidad es que el propio comandante de las Fuerzas Estratégicas rusas Serguéi Karakáev, se ha pronunciado abiertamente sobre esta posibilidad.
“En virtud de las misiones previstas y del alcance de dicho armamento, puede golpear objetivos en toda Europa. El empleo masivo de dicho tipo de armamento es comparable con el uso de armas nucleares” indicó Karakáev. De igual manera, la televisión rusa ya ha mostrado en varias ocasiones cómo sería un ataque a diversas capitales de Europa, simulando así ataques que recorren todo el continente desde Londres a París, pasando por Berlín.
“Las armas del futuro”
Lejos de solo contar con el Oréshnik, las fuerzas rusas han asegurado que cuentan con otros misiles que el propio jefe del Kremlin ha descrito como “las armas del futuro”. Estos están en la lista de espera para comenzar sus ensayos, tras lo cuál, comenzarán también a producirse en serie. “Estamos organizando toda una línea de sistemas de corto y medio alcance”, han destacado desde el Kremlin.
Ya hace unos meses Putin había subrayado de hecho la necesidad de reanudar la fabricación de este tipo de armamento en respuesta a Estados Unidos y este jueves, precisamente tras el lanzamiento de Orèshnik, el mandatario ruso acusó al país estadounidense de proceder a desarrollar estos misiles. Esta semana, además, Rusia promulgó la nueva doctrina nuclear que permite respuestas con armamento atómico a ataques convencionales. La Cámara de diputados ha aprobado además un aumento de hasta el 25% del gasto en defensa para 2025.
En los últimos días, tras la escalada del conflicto, ha cobrado importancia también la presencia del sistema conocido como ‘Mano Muerta’ (Dead Hand), un mecanismo semiautomático desarrollado desde la Guerra Fría con el que se podría lanzar todo el arsenal nuclear con el que cuenta Rusia en caso de que el presidente de Rusia y su cúpula militar murieran a consecuencia de un primer ataque nuclear norteamericano. Se trata, sin duda, de otro de los grandes mecanismos con los que cuenta Rusia, una más a sumar a la que se establece como la nueva carrera armamentística del nuevo mundo.