La escalada de tensión en Ucrania continúa en las últimas horas tras el intercambio de ataques entre Kiev y Moscú: el ejército ucraniano atacó territorio ruso con armas norteamericanas y británicas (con la autorización de EEUU y Reino Unido) y la respuesta militar de Rusia no se ha hecho esperar: esta misma madrugada, las fuerzas rusas han atacado fábricas e infraestructuras clave de la ciudad de Dnipro, al este del país.
Los rusos habrían empleado en su ataque un misil balístico intercontinental sin carga nuclear, de nombre Rubezh, que lanzaron desde la región rusa de Astracán, a más de 1.000 kilómetros de la zona de impacto. De confirmarse, sería la primera vez en la historia en la que se utilizan estas armas. ¿Cómo funcionan y cuál es su poder de destrucción? ¿Cómo de lejos pueden llegar?
Los misiles más avanzados de la historia
Los misiles balísticos intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés) son las armas balísticas de largo alcance más avanzadas jamás creadas: capaces de recorrer distancias de más de 5.500 kilómetros (la distancia entre Madrid y Oriente Próximo, por ejemplo) en trayectorias casi orbitales, se consideran unas armas especialmente devastadoras y difíciles de detener con sistemas antiaéreos. Los ICBM son capaces de transportar tanto ojivas convencionales como ojivas nucleares.
Fueron desarrollados durante la Guerra Fría, en el marco de la carrera especial. Por aquel entonces, Estados Unidos y la Unión Soviética los emplearon, además de para avanzar en sus agendas espaciales, como elemento de disuasión nuclear, pero sin detener su desarrollo. Sin embargo, los acuerdos START firmados entre ambas potencias (vigentes hasta 2026, pero suspendidos por Rusia en 2023) prohíben su uso.
Actualmente, solo ocho países disponen de estos sistemas: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Israel, la India y Corea del Norte.
Cómo funciona un misil balístico intercontinental
Los ICBM despegan, propulsados por cohetes y una gran cantidad de energía. En apenas 30 segundos, el misil se encuentra a 10 kilómetros de altitud, fuera de alcance de cualquier sistema antiaéreo, y viajando a la velocidad del sonido. A los 2 minutos y viajando a 13.000 kilómetros por hora, el misil ya es imparable. El ICBM alcanza la línea de Kárman, al borde del espacio exterior, y supera los 17.000 kilómetros por hora mientras se dirige hacia su objetivo, según el blog especializado GTD.
Llegados a ese punto, el misil se ha desprendido de sus dos fases de propulsión y comienza a perder temperatura para convertirse en indetectable para satélites y radares. El sistema infórmatico del misil determina la trayectoria y triangula su posición para dirigirse al objetivo en la superficie.
A unos 6 minutos, el misil alcanza su altitud máxima (893 kilómetros, a la que operan los satélites y las estaciones espaciales) y comienza la reentrada: las ojivas se desprenden del misil y comienzan su trayectoria al objetivo. Muchas de ellas son señuelos para distraer posibles sistemas antiaéreos. Si cumplen su objetivo, estas ojivas no detonan al impactar en la superficie terrestre, sino a altitudes de entre 2.000 y 4.000 metros, maximizando la devastación de la explosión sobre la superficie. Lo hacen separadas entre sí por, al menos, cinco kilómetros, ya que la onda expansiva de la explosión arrasará todo lo que se encuentre en ese diámetro.
Las ojivas MIRV, las más potentes (nucleares) pueden tener una potencia de 1,1 megatones, 73 veces la energía liberada por la bomba de Hiroshima, por lo que la devastación de un ICBM nuclear sería total.
El misil lanzado habría sido el Rubezh, según las primeras informaciones
Las primeras informaciones de las autoridades ucranianas hablan de que el misil balístico intercontinental empleado por Rusia contra la ciudad ucraniana de Dnipro sería el RS-26 Rubezh, un ICBM de ojivas MIRV hipersónicas y que no transportaba carga nuclear, según las fuerzas ucranianas