Tras la debacle demócrata en las elecciones presidenciales de EEUU, toca recoser las costuras en la izquierda norteamericana. La candidata Kamala Harris no renuncia a seguir liderando el partido, pero los malos resultados en las urnas son un lastre muy pesado para la heredera de Joe Biden, que podría tener competencia para volver a optar a la Casa Blanca, con la sombra de Michelle Obama siempre en el horizonte.
“En el partido demócrata toca hacer autopsias y disecciones para ver qué ha pasado porque la victoria de Trump ha sido aplastante. No solo hay que buscar culpables ni señalar a nadie en concreto, sino ver qué ha fallado en la propuesta ideológica que han presentado a los votantes”, afirma Ángel Álvarez, de la consultora LLYC, quien, no obstante, apuesta por que “Kamala Harris no va a seguir liderándolo” tras el varapalo electoral.
En cualquier caso, insiste en que “lo primero de todo es analizar y entender qué ha ocurrido” y corregirlo: “Lo que está claro es que el movimiento MAGA (Make America Great Again) se ha hecho con la clase trabajadora y ha conseguido identificar al partido demócrata con unas élites que no entienden al ciudadano americano medio. Los números hablan por sí solos y dan la razón a Trump”.
Adela Alija, directora del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, coincide con esa exposición: “Trump ha planteado el mismo discurso que utilizó contra Hillary Clinton en 2016, que es identificar al partido demócrata con el establishment y la élite. Ha trasladado el mensaje de que es el partido que ha provocado un enorme encarecimiento de los precios y que persiste en el intervencionismo, obligando a EEUU a pagar las facturas de los aliados. El partido demócrata debe reflexionar y buscar la manera de volver a presentarse como un partido atractivo”.
Los quinielas para liderar a los demócratas en 2028
Sobre la posibilidad de que Michelle Obama dé un paso al frente de cara a las próximas elecciones de 2028, el consultor Ángel Álvarez recalca que es una alternativa que siempre ha estado ahí y que lo seguirá estando: “Personalmente, me cuesta hacer especulaciones, pero en EEUU se habla mucho de la aceptación masiva que tendría Michelle Obama porque es una figura que gusta muchísimo a la gente”.
“No podemos ignorar el importante papel de Obama y de lo que implicó en su momento la posible candidatura de Michelle. Lo que está claro es que el partido demócrata está ahora en una crisis profundísima y va a haber una revisión de los liderazgos por parte de las distintas familias que lo integran”, señala Adela Alija.
Sin embargo, la profesora cree que Harris no está muerta y que todavía puede seguir al frente de los demócratas: “Kamala Harris ha sido la vicepresidenta de Joe Biden y también su heredera. Por ese motivo, no ha podido distanciarse de Biden ni ha podido realmente plantear una candidatura personal. Además, es una fiscal con una trayectoria importante que apenas ha trascendido y yo no daría su liderazgo por terminado”. De hecho, la propia Harris ya dejó entrever la misma noche de la derrota electoral que su intención es seguir capitaneando del barco. “Aunque acepto la derrota, no renuncio a la lucha que impulsó esta campaña”, dijo.
Alija también piensa que a Harris le ha pasado factura el hecho de ser mujer, un hándicap que ya tuvo Hillary Clinton y que también tendría Michelle Obama: “Estoy convencidísima de ello y, además, es algo que está estudiado con datos. Por ejemplo, los hombres afroamericanos, que en principio es un grupo étnico de potenciales votantes demócratas, no le han votado por ser mujer”.
Además de la esposa de Barack Obama, en EEUU suenan otros potenciales rivales de Kamala Harris para liderar a los demócratas. El gobernador de California, Gavin Newsom, es una de las figuras con más renombre y ya estuvo a punto de presentar su candidatura cuando Biden se retiró de la carrera presidencial. También suena el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, que cuenta con mucha popularidad, aunque haber perdido su estado en favor de los republicanos podría pasarle factura.
Otro posible aspirante es el exmarine y congresista por Arizona Ruben Gallego: es latino y podría ser la apuesta demócrata para intentar recuperar ese nicho de voto que ha virado hacia los republicanos. En todas las quinielas también figura la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, un activo del partido muy beligerante con Trump.
Y la lista se amplía con el gobernador de Maryland, Wes Moore, primer afroamericano al frente de ese estado y veterano de la guerra de Afganistán; y el secretario de Transportes, Pete Buttigieg, abiertamente homosexual, quien ya compitió en las primeras demócratas de 2020.
Aunque, de momento, ninguno de estos aspirantes ha sacado el cuchillo de forma pública contra Harris, sí se empiezan a escuchar voces críticas en la órbita demócrata. Una de ellas es la de Lindy Li, alta funcionaria en Pensilvania, que trabajó en el equipo de campaña de Biden en 2020 y que ha criticado que Harris no eligiera a Shapiro como mano derecha. “Habría transmitido a los votantes que no es la liberal de San Francisco que ha presentado Trump, pero en lugar de ello se inclinó por alguien que en realidad está a su izquierda”, dijo en FoxNews, en referencia al elegido como candidato a vicepresidente, Tim Walz.
Quien sí parece haber movido ficha es el presidente del Comité Nacional Demócrata, Jaime Harrison, que ya ha comunicado su intención de retirarse tras la aplastante derrota electoral del martes. Según distintos medios norteamericanos, Harrison ha trasladado a sus colaboradores que no buscará la reelección el próximo mes de abril, cuando está prevista una votación de liderazgo en el partido.