La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU y su nueva entrada en la Casa Blanca han despertado una ola de reacciones en todo el mapa internacional. Uno de los mensajes más esperados era el del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que ve cómo ahora puede peligrar la ayuda de EEUU a su país con este cambio en el poder. “Esperamos que Estados Unidos sea fuerte bajo el liderazgo decisivo del presidente Trump. Confiamos en que Ucrania seguirá recibiendo un fuerte apoyo“, ha mencionado. Por su parte, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte ha mencionado que el liderazgo del republicano “será nuevamente clave para mantener fuerte” a la Alianza atlántica. “Espero trabajar con él nuevamente para promover la paz a través de la fuerza mediante la OTAN”, ha zanjado el neerlandés.
Las proyecciones de las elecciones presidenciales dicen que Trump ha ganado en los estados de tendencia republicana, como Florida, Alabama, Mississippi, Iowa, Kansas y Texas, y también en los estados bisagra de Carolina del Norte y Georgia, así como el muy disputado Pensilvania. Trump ha sido el vencedor también del voto popular, con una diferencia de cinco millones de sufragios, ya suma 267 comisarios, de los 270 que necesita la mayoría. Su contrincante, Kamala Harris, ha mantenido los estados en el noreste y del oeste del país, pero solo logra 214 votos electorales. En su primer discurso tras la elección ha prometido “sanar este país” y ha agradecido a sus seguidores conformar “el movimiento político más grande de la historia”, MAGA (Make America Great Again).
Los estadounidenses han acudido durante todo el martes a las urnas en un ambiente de nervios, incertidumbre y esperanza. Sin apenas incidencias, más allá de varios correos de aviso de bomba que resultaron ser falsos, a primera hora de la tarde, Donald Trump denunciaba fraude masivo en Pensilvania, pero la Policía desmintió su información. La vicepresidenta Kamala Harris, por su parte, apareció por última vez en una visita sorpresa a la sede de su partido en la capital para convencer por teléfono a los votantes, y horas después, mientras el mapa se tornaba casi entero rojo, decidía no comparecer ante sus seguidores.
