El auge de los alquileres turísticos causa una crisis de vivienda en Nápoles #FVDigital

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Nápoles (Italia).- Nápoles, la tercera ciudad de Italia, vive un auge del turismo que ha cambiado la fisonomía de su centro histórico y la ha impulsado económicamente. Pero el incremento de los alquileres de corta duración ha creado una crisis de acceso a la vivienda y un aumento de precios que agrava los problemas sociales de una de las urbes más empobrecidas del país, denuncian a EFE vecinos y asociaciones locales.

En pocos años, el incremento del turismo ha sido tal -13 millones de visitantes en 2023 y 18 millones previstos en 2025- que la oferta de apartamentos turísticos en la plataforma AirBnb es de más de 10.000.

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«Nápoles ya supera Venecia en oferta de alquileres cortos», dice a EFE Chiara Capretti, consejera municipal y miembro de SET Nápoles.

Este colectivo cuestiona los efectos del turismo masivo y pide medidas para evitar que los vecinos del centro tengan que abandonar sus barrios ante el encarecimiento de precios de la vivienda y la creciente falta de alquileres convencionales.

«Cada tres meses se actualiza la base de datos de AirBnb y hay un aumento de entre 400 y 800 apartamentos en oferta», «un crecimiento exponencial» de alquileres de corta duración que se aprecia especialmente tras la pandemia de covid-19.

Según Capretti, el Gobierno municipal no ha puesto límites y ha surgido una especulación basada en el turismo que disparó los precios en el sector inmobiliario y «redujo la oferta de alquiler a largo plazo».

«Un alquiler en el centro histórico podía costar entre 550 o 600 euros hace 10 años, pero hoy cuesta entre 1.200 y 1.400 euros: los precios literalmente se han duplicado», dice la consejera municipal.

Esta realidad afecta familias y vecinos de toda la vida, en especial los jóvenes, sin capacidad para acceder a un alquiler asequible o comprar vivienda, por lo que deben irse a la periferia o dejar el centro, corazón de Nápoles y uno de los distritos viejos más vastos y poblados entre las grandes ciudades de Europa.

Esta zona también es un núcleo estudiantil porque hay muchas facultades históricas, y el turismo afecta a estudiantes que viven o se quedaron ahí tras acabar la carrera. Es el caso de Alberto, que a fines de año deberá irse del piso que comparte con otras dos personas: su propietario pretende ofrecerlo para turistas en AirBnb.

«Tenemos que buscarnos otra casa para alquilar, pero sabemos que probablemente no será en la misma zona y deberemos irnos más a las afueras», comenta a EFE Alberto, que lleva años residiendo allí.

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En áreas del casco viejo que años atrás se consideraban peligrosas por la criminalidad, ahora pasean turistas entre tiendas de recuerdos, restaurantes, heladerías o pizzerías que encarnan la célebre cocina napolitana.

Así sucede en la calle de los Tribunales, una de las tres arterias más antiguas de la urbe de origen griego, ahora repleta de visitantes y donde tiene su local Vincenzo de Filippo, propietario de Bruno’s Coffee, donde los extranjeros son mayoría entre sus clientes.

Según alega, el turismo dio opción a jóvenes como él «a crearse un futuro en Nápoles» para no emigrar, como le sucedía a muchos otros que tuvieron que irse por falta de perspectivas laborales.

«Hay problemas para resolver, pero vamos a la dirección correcta», considera De Filippo, aunque lamenta que la extensión sin control de los alquileres en AirBnb hace que sea «muy difícil encontrar casa».

El alcalde de la ciudad, Gaetano Manfredi, reconoce a EFE que el auge de pisos turísticos crea trabas de acceso a la vivienda. También cree que debe haber una ley estatal «que permita a cada municipio actuar según necesidades concretas», a través de la que se podría plantear una limitación de los alquileres de corta duración.

Con todo, defiende el turismo como «una gran oportunidad económica y laboral», que cambió la imagen negativa de Nápoles: «La narrativa sobre la ciudad se ha vuelto positiva», destaca.

Hasta hace pocos años, áreas donde ahora pasean los turistas eran consideradas peligrosas por el crimen organizado. «Eran zonas donde nadie iba a ciertas horas porque podías ser atracado», y el turismo modificó la situación, pero también «cambió la forma de gestión del territorio de los grupos criminales», comenta a EFE Giuliano Granato, portavoz de Potere al Popolo, movimiento izquierdista con amplia presencia en Nápoles.

Según advierte, hay parte de la mafia local que «en cierta medida se ha limpiado» y ahora «invierte el dinero a su disposición en el turismo».

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«Investigaciones judiciales señalan que los clanes de la Camorra penetraron en el sector turístico», dice Granato, que alerta sobre cómo «el turismo en expansión» puede también acabar dando grandes beneficios a la mafia.



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