Cada 31 de octubre Nueva York se da permiso para superar su propia algarabía, arrogancia, descaro y excentricidad: edificios, calles y el transporte público se transforman en una gran comparsa y vitrina donde niños y adultos se disfrazan.
Unos improvisan, otros muestran atuendos laboriosos en ropa, zapatos, maquillaje y/o peinados, de manera individual o combinados en parejas o grupos, para deleite propio y mutuo, incluso de quienes deciden no disfrazarse y observar.
Las ganas de desaparecer, retarse a sí mismos, hacer catarsis o redescubrirse, parecen alimentar motivos tan variados como la propia ciudad: personajes clásicos infantiles y de terror, superhéroes, villanos, películas famosas, figuras históricas, animales, plantas, objetos, extraterrestres y hasta políticos, deportistas y artistas del momento o legendarios. Se ve de todo en el Halloween masivo de Nueva York, con dos puntos en especial: todo el Metro y la 6ta Avenida en Greenwich Village, donde se celebra el desfile definido por The New York Times como “el mejor entretenimiento que la gente de la ciudad le da a la gente de la ciudad”.
Considerado el desfile nocturno más importante en Estados Unidos, este año llegó a su 51ra edición, teniendo como tema central “Meow!”(¡Miau!)” y todo lo relacionado con los gatos, una mascota muy común en Nueva York y que ha sido referencia en la campaña electoral tras los polémicos comentarios sobre las “cat ladies” o mujeres que prefieren no tener hijos.
Como siempre, las medidas de seguridad fueron muy estrictas y la policía no dejó brechas, manteniendo siempre a la gente a raya. Por eso el verdadero Halloween de Nueva York quizás se percibe mejor en las calles aledañas al desfile, donde las aceras, bares, carritos de comida y restaurantes se abarrotan, pero se puede caminar con más fluidez. He aquí un vistazo a la “noche de brujas” 2024 en el Village y el subterráneo neoyorquino: