¿Deberías lavarte la cara con agua fría o caliente? Aquí tienes la que mejor se adapta a cada tipo de piel

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Limpiar el rostro por la mañana y por la noche es un paso esencial en la rutina de belleza, puesto que eliminar el exceso de grasa, el maquillaje y las impurezas de la piel ayuda a prevenir imperfecciones e irritaciones cutáneas. Sin embargo, este gesto puede ser contraproducente si no se realiza correctamente. Lavar el rostro con agua caliente o con jabón con un pH demasiado básico puede alterar el equilibrio del manto hidrolipídico.

Los peligros del agua caliente para la piel

Aunque el frío del invierno puede incitar a lavar el rostro con agua caliente para mayor confort, este hábito es perjudicial para cualquier tipo de piel. Aunque el calor abre los poros, lo que la convierte en una aliada para los baños de vapor caseros purificantes, a largo plazo puede ser perjudicial.

El agua caliente reseca todo tipo de piel. «Lavar el rostro con agua caliente puede eliminar la humedad de la piel», explica la Dra. Dendy Engelman, dermatóloga certificada, a Everyday Health y esto puede provocar sequedad e irritación, especialmente si no se aplica rápidamente una crema hidratante después del enjuague.

Además, el agua caliente puede aumentar la producción de sebo en las pieles grasas. Eliminar los aceites naturales» con agua caliente «puede incitar a la piel a producir aún más.

La temperatura ideal para cada tipo de piel

Entonces, si el agua caliente está prohibida, ¿cuál es la temperatura correcta para limpiar el rostro? La respuesta depende del tipo de piel.

Pieles normales a secas: agua tibia

Las pieles normales, secas y sensibles prefieren el agua tibia, ya que permite limpiar adecuadamente la epidermis sin contraer los vasos sanguíneos, un fenómeno conocido como vasoconstricción cutánea.

El agua fría no es adecuada para este tipo de piel, ya que el frío causa una evaporación aún más intensa del agua a través del manto hidrolipídico, lo que aumenta la sequedad de la piel de forma muy intensa y puede agravar la inflamación cutánea. El agua fría está especialmente prohibida en invierno, cuando las pieles secas ya sufren por la sequedad del aire exterior debido al frío y el aire interior debido al calor.

Foto Freepik

Pieles propensas al acné: agua tibia y luego fría

Las pieles propensas a las imperfecciones o con tendencia acnéica pueden ser lavadas con agua tibia y luego enjuagadas con agua fría, ya que ayuda a calmar las irritaciones y la inflamación en las pieles propensas al acné, pero puede no limpiar el rostro de bacterias y contaminantes tan eficazmente como un lavado con agua tibia, lo que provoca una vasoconstricción y cerrar los poros. La mejor opción es limpiar el rostro con agua tibia y luego rociar unas gotas de agua fría.

Consejos adicionales para el cuidado de la piel

Además de la temperatura del agua, hay otros aspectos importantes a tener en cuenta al limpiar la piel:

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Utiliza productos adecuados para tu tipo de piel. Considera usar limpiadores suaves, sin sulfatos y sin fragancias para evitar irritaciones y sequedad.

No frotes demasiado fuerte. Limpia tu piel suavemente con movimientos circulares para evitar dañarla o irritarla.

Enjuaga bien. Asegúrate de eliminar completamente el producto de limpieza de tu piel para evitar residuos que puedan obstruir los poros.

Sécalo suavemente. Después de limpiar tu piel, utiliza una toalla suave para secarla sin frotar en exceso.

Hidrata. Aplica una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel después de limpiarla para mantenerla suave y nutrida.

Recuerda que cada piel es única y puede reaccionar de manera diferente a los productos y temperaturas. Siempre es recomendable consultar con un dermatólogo para obtener recomendaciones personalizadas y cuidar adecuadamente de tu piel.

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Veronica Pereira
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