Encrucijada

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Un síntoma de que cualquier gobierno exitoso va hacia terreno cenagoso es que funcionarios impopulares no son reemplazados por aparente falta de sustitutos idóneos o desinterés por desempeñar funciones públicas de profesionales honestos y competentes. La presente coyuntura de la reforma tributaria, rechazada y criticada por amplios sectores, sobrepasa la discusión sobre reducir gastos corrientes y subsidios (como a quebradas EDE). Trasunta una necesidad de confianza, como la que hay en el gobernador del Banco Central, ausente de tan trascendente conversación pública. Ya el morbo retoza con que si el presidente Abinader no sustituye al autor del proyecto, los cañones de la oposición y la ciudadanía apuntarán hacia él. El ministro de Hacienda responde publicando que en el primer cuatrienio de Luis la deuda del Sector Público No Financiero (SPNF) pasó de casi 50% del PIB a 46%, una notable reducción de 3.5 puntos porcentuales, por su “manejo prudente de las finanzas públicas, que aseguró la sustentación en un contexto externo marcado por la pandemia y aumentos de precios externos”. Ese éxito innegable no fue exclusivo del Gobierno, sino que que por su resiliencia y dinamismo el sector privado, especialmente la industria y la agricultura, respondió al reto. ¿No debió pues consultarlos antes de admitir “errores garrafales” en su propuesta reforma?

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