La tradición democrática estadounidense hunde tanto sus raíces en la historia del país que es habitual encontrar en sus normas electorales tradiciones heredadas de otros tiempos. Aunque Estados Unidos es todo un símbolo de modernidad, no hay que olvidar que es una nación relativamente joven y algunas de sus tradiciones se conservan intactas en las leyes. Es el caso de la norma que dice que las elecciones, como un acto solemne, deben realizarse en una fecha determinada del calendario: el primer martes después del primer lunes de noviembre.
Así lo recoge la ley que, desde 1845, fija para este día concreto la celebración de las elecciones presidenciales cada cuatro años. Antes de esa fecha, las elecciones se celebraban durante varios días y entre los meses de septiembre y diciembre. La nueva norma se inauguró en 1848 y se mantiene hasta nuestros días. ¿Por qué es esto así? La respuesta está, como casi todo para entender Estados Unidos, está en la América rural.
La norma favorecía el voto de la América rural
En 1845, Estados Unidos era un país agrícola, en el que la mayoría de la población vivía en ranchos y zonas rurales, y los medios de transporte estaban muy poco desarrollados: era la época de los vaqueros, las diligencias y las travesías a caballo para llegar a la ciudad. Fue entonces cuando el Gobierno federal decidió instaurar una única fecha en todo el país para unificar el proceso electoral e incentivar la participación de la población de entonces.
El mes de noviembre era idóneo, pues ese mes ya habían acabado las cosechas y las heladas no impedían aún viajar. Como muchas personas debían viajar alrededor de un día para llegar a las capitales del condado y poder votar, y el sábado y el domingo eran los días de descanso y rezo de cristianos y judíos, se decidió que el martes era el más adecuado.
Además, el miércoles era el día de mercado, así que fijar las elecciones el martes permitía a quienes vivían en el campo aprovechar el viaje para sus negocios en la ciudad. ¿Por qué el primer martes después del primer lunes? Para evitar que las elecciones coincidieran con el 1 de noviembre, día festivo para los cristianos y donde también era común hacer balance de cuentas del mes anterior.
En la actualidad plantea dificultades para la participación
Aunque esa tradición ha dado forma a los procesos electorales durante casi dos siglos en Estados Unidos, actualmente no está exenta de debate: si en 1845 permitió a los habitantes de la América rural participar en la democracia, actualmente es casi un problema: las elecciones caen en un día laborable y mucha gente no puede acudir a votar por su trabajo.
De hecho, Estados Unidos es uno de los pocos países donde las elecciones se celebran en un día laboral. Los expertos achacan a esto los bajos datos de participación en las elecciones estadounidenses de los últimos años. Actualmente, con medios de transporte más rápidos y la población concentrada en ciudades, la fecha de las elecciones parece más un problema que una solución.
En los últimos años, se ha propuesto legislar para cambiar la fecha o hacer festivo el día de las elecciones presidenciales, aunque aún no se ha tomado en consideración ninguna iniciativa: la participación aumentaría, pero no se sabe a ciencia cierta si esto beneficiaría a demócratas o republicanos, aunque los primeros son más favorables a esta medida.