Desde la aparición de la primera lata de bebida hace más de 80 años, el consumo de refrescos y cervezas enlatadas se ha vuelto una práctica habitual en nuestra sociedad. Sin embargo, pocos consumidores se cuestionan los peligros potenciales que puede conllevar beber directamente de estas latas sin lavarlas previamente.
El largo recorrido de una lata: desde la fábrica hasta tu mano
Las latas de refresco y cerveza no son simplemente recipientes inertes que llegan a nuestras manos. Antes de que podamos disfrutar de su contenido, estas han atravesado un extenso proceso que las expone a una variedad de agentes contaminantes.
El proceso de fabricación y envasado
Aunque las latas se someten a un riguroso control de calidad y limpieza antes de ser llenadas, pueden quedar residuos de los lubricantes, pinturas o adhesivos utilizados durante su producción. Estos restos pueden convertirse en un foco de contaminación que pase desapercibido.
El transporte y almacenamiento
Una vez fabricadas, las latas emprenden un largo viaje desde la fábrica hasta los puntos de venta. Durante este trayecto, pueden estar expuestas a cambios de temperatura, humedad, suciedad e incluso insectos. Además, los golpes y rasguños que puedan sufrir pueden dañar el recubrimiento protector de la lata.
La manipulación y el consumo
Finalmente, antes de llegar a manos del consumidor, las latas pasan por múltiples manos. Desde los trabajadores que las cargan y descargan, hasta los empleados y clientes de los supermercados, bares o máquinas expendedoras. Cada una de estas personas puede transmitir gérmenes, suciedad o incluso sustancias químicas como perfumes, cremas o maquillaje a la superficie de la lata.
Riesgos para la salud: ¿Qué puede albergar una lata sin lavar?
Dada la extensa cadena de manipulación que atraviesan las latas, es evidente que su superficie no es un lienzo en blanco. De hecho, pueden albergar una variedad de elementos peligrosos para nuestra salud.
Residuos de la producción
Los restos de lubricantes, pinturas o adhesivos que quedan en la superficie de las latas después de su fabricación pueden ser nocivos si entran en contacto con nuestro organismo.
Suciedad y contaminación
Durante el transporte y almacenamiento, las latas pueden acumular polvo, suciedad, e incluso rastros de insectos o roedores. Esto significa que al beber directamente de la lata, estarías exponiendo tu cuerpo a una amplia gama de microorganismos peligrosos.
Gérmenes y sustancias químicas
Cada vez que una lata pasa por las manos de una persona, existe el riesgo de que se transfieran gérmenes, bacterias o incluso sustancias químicas como perfumes, cremas o maquillaje. Estas pueden resultar dañinas si entran en contacto con tus labios o la bebida.
Latas de refresco vs. latas de cerveza: ¿Hay diferencias en la higiene?
Aunque tanto las latas de refresco como las de cerveza están fabricadas con materiales resistentes a la corrosión, como el aluminio o el acero, esto no significa que su higiene sea idéntica.
Diferencias en el proceso de envasado
Mientras que los refrescos suelen envasarse de forma automatizada y con un mayor control de calidad, las latas de cerveza a menudo se llenan de manera más artesanal y manual. Esto puede implicar un mayor riesgo de contaminación durante el proceso de envasado.
Influencia del diseño de la lata
Algunas latas de cerveza cuentan con un diseño que incluye surcos o texturas en la superficie, lo cual puede facilitar la acumulación de suciedad y dificultar su limpieza. En contraste, las latas de refresco suelen tener un diseño más liso y uniforme.
Factores de almacenamiento y manipulación
Debido a su mayor popularidad y consumo, las latas de refresco suelen estar mejor reguladas en cuanto a su almacenamiento y manipulación en puntos de venta. En cambio, las latas de cerveza pueden estar más expuestas a condiciones menos higiénicas, especialmente en el caso de vendedores ambulantes.
Consejos para beber de latas de forma segura
Afortunadamente, existen algunas medidas sencillas que puedes tomar para disfrutar de tus bebidas enlatadas de una manera más saludable.
Limpiar la superficie de apertura
Antes de beber, es recomendable limpiar la parte superior de la lata con agua y jabón, o incluso con un desinfectante. Esto ayudará a eliminar cualquier residuo o contaminación que pueda haber en la superficie.
Utilizar una pajita
Una alternativa eficaz para evitar el contacto directo con la lata es beber a través de una pajita. De esta manera, tus labios no entrarán en contacto con la superficie potencialmente contaminada.
Evitar latas dañadas o infladas
Si la lata presenta abolladuras, oxidaciones o hinchazón, es mejor no consumir su contenido, ya que podrían ser indicios de una contaminación o un mal estado de conservación.
Precauciones especiales en ciertos entornos
Si te encuentras en países en desarrollo, zonas tropicales o consumes bebidas de vendedores ambulantes, es importante que tomes mayores precauciones en cuanto a la limpieza y manipulación de las latas.