La abogada de uno de los acusados de violar a Gisèle Pélicot ha generado polémica al cuestionar la versión de esta víctima de sumisión química que se ha convertido en símbolo del feminismo en Francia. Y lo ha hecho incluso con vídeos que ha colgado en las redes sociales, algo poco convencional en el mundo judicial.
Nadia El Bouroumi se ha convertido en el centro de una polémica desde que el pasado miércoles criticara a Gisèle Pélicot a gritos y ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse, sembrando dudas sobre su comportamiento sexual. A eso se han sumado los vídeos que ha colgado en Instagram en los que aparece haciendo bromas con el nombre de Pélicot, gritando y hablando al móvil mientras conduce o soltando las manos del volante.
Su respuesta al arreciar las críticas por esas formas tan poco corrientes en el mundo de la Justicia ha sido para advertir este viernes de que nadie la hará callar, en unas declaraciones a la cadena francesa BFMTV. Y ha seguido alimentando la controversia con otro vídeo en la que se la ve bailar dentro de su coche de gama alta mientras escucha la canción Wake me up before you go-go (Despiértame antes de que te vayas), del grupo Wham!. “A todos los extremistas del pensamiento que intentan silenciarme, ¡para vosotros!”, dice El Bouroumi, en un tono provocador.
Sobre el tono subido que empleó en la vista del miércoles al poner en duda la imagen de víctima de Gisèle Pélicot, también se ha justificado en un vídeo en su cuenta de Instagram: “Le dije que tenía que entender que somos abogados de la defensa, que no tenemos nada contra ella, pero que hacemos nuestro trabajo”.
Ese día se habían proyectado en la audiencia dos series de un total de 27 fotografías de carácter sexual de Gisèle Pélicot, escogidas por la defensa para intentar mostrar que los acusados a los que asisten podían haber pensado que había alguna forma de consentimiento por su parte.
“Ella dice que no se acuerda, pero los que han recibido fotos de ella pueden ver que allí está presente, se mueve, habla“, subrayó la letrada, que ha pedido la absolución para su cliente. Algo que Gisèle refutó categóricamente al explicar que eran fotos robadas que le había hecho su marido, Dominique, sin su consentimiento, algo que él mismo confirmó.
El Bouroumi defiende a uno de los 49 hombres que se sientan en el banquillo desde el pasado día 2 por haberla violado bajo los efectos de los ansiolíticos durante casi diez años. Estos medicamentos se los administraba su marido para abusar sexualmente de ella en estado inconsciente junto a decenas de individuos a los que invitó a su casa.
Todos ellos, al igual que Dominique Pelicot y otro que replicó sus mismos métodos pero con su propia mujer, Jean-Pierre Maréchal, se enfrentan cada uno a penas de hasta 20 años de cárcel si el tribunal los considera culpables del delito de violación agravada.
Gisèle Pelicot, su hija Caroline Darian y sus abogados, Stéphane Babonneau y Antoine Camus, quieren que este macrojuicio sobre la sumisión química sirva para “que la vergüenza cambie de bando”. Y, de este modo, que nunca más se cuestione a una víctima que está sometida bajo los efectos de las drogas.
La realidad es que buena parte de los acusados han establecido una relación de amistad durante el proceso y es habitual verlos reunidos, riendo entre ellos, en los momentos previos al inicio de las audiencias, tal y como ha podido observar EFE. Algunos han golpeado e insultado a periodistas que cubren el proceso, hasta ahora sin consecuencias.
El sábado hubo varias manifestaciones en Francia que reunieron a unas 10.000 personas, en su mayoría mujeres, para mostrar solidaridad. “Me sentí profundamente conmovida por esta avalancha de apoyo, que me infunde un sentimiento de responsabilidad. Gracias a todos, tengo fuerza para librar esta batalla hasta el final”, declaró el lunes ante la prensa Gisèle Pelicot. “Dedico esta lucha -añadió- a todas las mujeres y hombres del mundo que son víctimas de la violencia sexual. A todas estas víctimas, quiero decirles: Mirad a vuestro alrededor, no estáis solas”.