La circulación sanguínea es un proceso vital en
nuestro organismo, encargado de transportar la sangre a través de
los vasos sanguíneos y suministrar oxígeno y nutrientes a nuestras
células. Sin embargo, muchas personas sufren de una mala
circulación sanguínea, lo que puede tener diversas consecuencias
para la salud.
Importancia
de una buena circulación sanguínea
Una buena circulación sanguínea es fundamental
para mantener una buena
salud en general. Al garantizar que todos los órganos y tejidos
reciban un flujo sanguíneo adecuado, se asegura el suministro de
oxígeno y nutrientes esenciales, así como la eliminación de
desechos y toxinas del organismo.
Por otro lado, una mala circulación sanguínea
puede tener diversas consecuencias para la salud.
En el caso de una mala circulación venosa, es decir, cuando las
venas tienen dificultades para llevar la sangre de vuelta al
corazón, pueden surgir problemas como varices, sensación de piernas
pesadas, hinchazón en los tobillos y los gemelos, entre otros.
Por otro lado, una mala circulación arterial,
que afecta el flujo de sangre oxigenada desde el corazón hacia los
tejidos, puede conducir a problemas más graves, como
enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares,
insuficiencia renal y dificultades para caminar. También
existen enfermedades de la circulación sanguínea que afectan las
extremidades, como el síndrome de Raynaud, que provoca cambios en
el color y la temperatura de las manos y los pies.
Síntomas de una
mala circulación venosa
La mala circulación venosa se caracteriza por un flujo sanguíneo
deficiente desde las extremidades inferiores hacia el corazón, el
cual puede provocar una serie de síntomas molestos, que
incluyen:
Piernas pesadas
La sensación de piernas pesadas es uno de los síntomas más
comunes de una mala circulación venosa. Se caracteriza por una
sensación de cansancio y pesadez en las piernas,
especialmente al final del día o después de períodos prolongados de
pie o sentado.
Para aliviar este síntoma, se recomienda elevar las
piernas, usar medias de compresión o aplicar frío en las
piernas, comenzando desde los tobillos y subiendo hacia los
muslos.
Hinchazón
La sensación de piernas pesadas a menudo va acompañada de
hinchazón. Puede aparecer un edema, es decir, una
hinchazón anormal de las piernas y/o los tobillos, que puede venir
acompañada de sensación de ardor e incomodidad, especialmente
cuando las
temperaturas son altas.
Varices
Las varices son venas dilatadas y retorcidas
que suelen aparecer en las piernas. Son el resultado de una mala
circulación venosa y pueden ser visibles a simple vista. Además de
ser antiestéticas, las varices pueden causar
molestias, como picor, dolor y sensación de pesadez en las
piernas.
Flebitis
La flebitis es la obstrucción de una vena por un coágulo
de sangre. En el caso de la flebitis superficial, también
conocida como tromboflebitis, la zona afectada se vuelve dolorosa,
roja e inflamada. La flebitis también puede ser profunda y estar
acompañada de edema en la pantorrilla o el muslo.
Si experimentas dolor, hinchazón o aumento de la temperatura en una
extremidad inferior, es necesario consultar a un médico para
descartar cualquier riesgo de trombosis.
Hormigueo
Un desequilibrio en la circulación sanguínea puede manifestarse
mediante la aparición de hormigueos
localizados en las extremidades (manos o pies),
que puede durar desde unos minutos hasta varias horas y suele ser
causada por mantener una postura que comprime ciertas áreas del
cuerpo. Para aliviar estos hormigueos, es importante
cambiar de posición o caminar un rato para activar
la circulación sanguínea.
Picor
Los hormigueos a veces pueden ir acompañados de picor o
escozor. Esta sensación desaparece cuando se está en
movimiento, ya que la circulación sanguínea se reestablece más
fácilmente.
Dolor y calambres
Cuando la irrigación sanguínea es deficiente, los
tejidos articulares y musculares pueden
debilitarse, lo que puede causar dolor en las
articulaciones y calambres musculares.
Fatiga inusual
Una mala circulación sanguínea debilita el cuerpo, ya que las
células tienen más dificultades para funcionar
correctamente. Estos problemas pueden generar una sensación
de fatiga más o menos intensa y afectar la calidad de vida
de la persona afectada.
Síntomas de una
mala circulación arterial
La mala circulación arterial se produce cuando hay dificultades
en el flujo de sangre oxigenada desde el corazón hacia los tejidos.
Esto puede producir síntomas que afectan a diversos órganos y
sistemas del cuerpo:
Hipertensión arterial
Una mala circulación sanguínea puede estar asociada con una
presión arterial alta, que puede ser causada por
varios factores, como deficiencias nutricionales, sobrepeso u
obesidad, estilo de vida sedentario, consumo excesivo de alcohol,
tabaquismo, estrés o hiperglucemia.
Enfermedad arterial periférica
Antiguamente conocida como arteritis, la
enfermedad arterial periférica se produce cuando hay un mal
funcionamiento de las arterias de las extremidades
inferiores. Esto puede deberse a estrechamiento u
obstrucción de las arterias y suele estar asociado con factores de
riesgo como el tabaquismo, la diabetes, el colesterol alto, la
hipertensión arterial, el sedentarismo, la obesidad abdominal, una
alimentación desequilibrada y problemas psicosociales. Si no se
trata, esta enfermedad puede tener graves
consecuencias, como discapacidades incapacitantes e
incluso la amputación de las extremidades, y reduce
considerablemente la esperanza de vida.
Accidente cerebrovascular isquémico o infarto cerebral
Los infartos cerebrales, también conocidos como
accidentes cerebrovasculares (ACV)
isquémicos, representan el 80% de todos los ACV. Se producen cuando
una arteria cerebral se obstruye por un coágulo de sangre.
Hemiplejia, entumecimiento, trastornos del lenguaje: los
síntomas de un ACV isquémico aparecen
repentinamente y deben ser motivo de preocupación. Aproximadamente
el 20% de los pacientes que han sufrido un ACV isquémico mueren en
el hospital, con una proporción más alta en personas mayores. Los
ACV isquémicos alteran las capacidades funcionales
y solo el 10% de los pacientes que han sufrido un ACV isquémico
recuperan todas sus funciones fisiológicas.
Infarto de miocardio o ataque cardíaco
El infarto de miocardio ocurre cuando una o más
arterias que suministran sangre al músculo cardíaco se obstruyen.
Aproximadamente 12,000 personas mueren cada año por
infarto de miocardio. Si bien algunos factores de riesgo,
como la edad o la herencia, no se pueden modificar, se puede actuar
sobre otros factores, como el tabaquismo, el consumo excesivo de
alcohol,
la diabetes, la hipertensión arterial, el colesterol alto y el
sedentarismo, a través de cambios en el estilo de vida.
Cómo mejorar la
circulación sanguínea
Afortunadamente, hay varias medidas que se pueden tomar para
mejorar la circulación sanguínea:
Compresión
Para prevenir la trombosis venosa, las varices y, en casos más
graves, las embolias pulmonares, se puede recomendar el uso de
medias de compresión, que están diseñadas
para mejorar el flujo sanguíneo en las venas al
ejercer una compresión que actúa tanto durante la actividad
muscular como en reposo.
Remedios naturales
Existen varias plantas que pueden ser
beneficiosas para mejorar la circulación sanguínea debido a sus
propiedades venotónicas y protectoras de los vasos sanguíneos.
Algunas de ellas son:
- Hamamelis: ideal para combatir la
vasoconstricción, disminuir la permeabilidad capilar y aumentar la
resistencia de los vasos sanguíneos. - Rusco: para aumentar la tonicidad
de las venas. - Vid roja: para la tonicidad de
las venas y los capilares sanguíneos. - Ginkgo biloba: para problemas
venosos y arteriales. - Castaño de indias: para aliviar
el dolor y la sensación de pesadez en las piernas.
Estilo de vida saludable
Adoptar buenos hábitos puede mejorar rápidamente la circulación
sanguínea:
- Reducir y luego dejar de fumar y beber
alcohol. - Adoptar una dieta variada y equilibrada, evitando
los alimentos procesados. - Combatir el sedentarismo mediante la práctica
regular de actividad física. - Luchar contra el estrés a través de técnicas de
gestión del estrés como la meditación o los ejercicios de
respiración.
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