En la organización sin fines de lucro, Nido de Esperanza en el alto Manhattan, la ayuda que brindan a los niños menos afortunados de la ciudad ayuda a mitigar la pobreza. En especial, al cambiar los 1000 primeros dÃas de los recién nacidos.
“Aquà está bien afortunados porque les podemos dar pañales, fórmula, juguetes educativos para el desarrollo de su bebé”, explicó Astrid Cordero, directora Nido de Esperanza.
En los últimos tiempos, Cordero ha visto a más familias pidiendo ayuda, una realidad que este miércoles fue confirmada con un estudio de organización Robin Hood con la Universidad Columbia.
Medio millón de personas se sumaron al millón y medio de neoyorquinos que están bajo el nivel de pobreza en 2022. Un total de 2 millones de personas en nuestra ciudad con un aumento entre los adultos del 18% al 23% en un solo año.
“El fin de la pandemia, sumado a los altos costos de la vivienda, de energÃa, del transporte y de los alimentos, han provocado que regresemos a los niveles prepandémicos de pobreza”, explicó Richard Buery, presidente de Robin Hood.
De las cifras se destaca que la comunidad latina es la más afectada por la falta de recursos económicos, en comparación con el resto de los neoyorquinos.
Por ejemplo, el 26% de los latinos son más propensos a vivir en la pobreza, comparado con el 23% de los afroamericanos, 24% asiáticos y tan solo el 13% de blancos.
En cuanto a necesidades materiales, el 42% de los latinos encaran esta realidad, comparado con el 16% de neoyorkinos blancos.
“Cuando uno está pensando ‘de dónde viene el próximo plato de comida’, ‘cómo voy pagar las cosas que necesito para mà y para mi bebé’, no se está preocupado por cómo se puede desarrollar a su bebé, cómo pueden jugar y enfocarse en lo que su bebé necesita para poder desarrollarse. No nada más fÃsicamente, pero social, emocional y también mental”, agregó Cordero.
El reporte también señala que durante la pandemia se evidenció que las ayudas federales y locales en cuanto a incentivos tributarios, asà como los vales de vivienda ayudaron a frenar la pobreza, pero que después de la pandemia esos números nuevamente incrementaron.
“El dinero se te ha reducido, en un restaurante daba 7 dolares por un servicio de comida. Ahora te cuesta 12 o 15 dólares que tú no los tienes. Entonces tiene que pasar dos o tres veces”, dijo el vecino del alto Manhattan, Pedro Matos.
“No, no se puede, ya no se puede. Es imposible vivir aquà en Nueva York”, agregó Susana Barcia.