La comunidad de Fairview, Carolina del Norte, ha sido golpeada por una tragedia sin precedentes. El 27 de septiembre, 11 miembros de la familia Craig murieron a causa de un deslizamiento de tierra provocado por las intensas lluvias del huracán Helene. Esta devastadora pérdida ha dejado a la comunidad de «Craigtown», como se conoce cariñosamente a la zona, sumida en el dolor y la incredulidad.
El impacto del huracán Helene
El huracán Helene, clasificado como categoría 4 cuando tocó tierra cerca de Perry, Florida, a las 11:10 p.m. hora local el 26 de septiembre, dejó un rastro de destrucción a su paso. Según los informes, al menos 238 personas han fallecido en seis estados diferentes a causa de este fenómeno meteorológico.
La familia Craig era ampliamente conocida y respetada en Fairview. Vivían en varias casas contiguas, una verdadera «Craigtown» dentro de la comunidad. Eran considerados «pilares de la comunidad», descritos como personas de «corazón de sirviente» que siempre estaban dispuestas a ayudar a los demás.
El 27 de septiembre, un deslizamiento de tierra sin previo aviso, desencadenado por las lluvias torrenciales del huracán Helene, arrasó con las casas de la familia Craig. Según el testimonio de Jesse Craig, perdió a su madre, padre, tía, tío, bisabuela, bisabuelo, primos y primos segundos en este terrible incidente.
La familia Craig había sido parte integral de Fairview durante generaciones. El abuelo de Jesse Craig adquirió las tierras en la zona a mediados del siglo XX, convirtiendo a la familia en una presencia arraigada en la comunidad. Ahora, esta «unimaginable tragedia» ha dejado un vacío irreparable.
La comunidad se ha unido para apoyar a la familia Craig en este momento tan difícil. Se ha abierto una campaña de recaudación de fondos en GoFundMe con el objetivo de recaudar $300,000 para ayudar con los gastos funerarios, la reconstrucción de viviendas y los costos médicos y de desempleo durante el proceso de duelo.
Recordando a los seres queridos
Entre los restos del desastre se encontraron recuerdos de una boda familiar celebrada apenas unas semanas antes del huracán Helene. Estos objetos se han convertido en dolorosos recordatorios de la vida que una vez floreció en este lugar.
Para Jesse Craig y su esposa MeKenzie, la pérdida de 11 miembros de su familia ha sido «una situación que les ha cambiado la vida». Expresaron que «nunca podrán entender» lo ocurrido y que su comunidad y su pueblo «nunca volverán a ser los mismos».
Esta tragedia sin precedentes nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de estar preparados para hacer frente a los desafíos que presentan los fenómenos meteorológicos extremos. Debemos aprender de esta experiencia y trabajar para mejorar los sistemas de alerta y respuesta ante desastres, con el fin de evitar que se repitan estas devastadoras pérdidas.