
El PRM ha ido superando la práctica de ocultar o maquillar la cantidad de votantes en sus eventos internos, lo que quizá era por algún prurito por ser un partido nuevo cuyos dirigentes ni sabían cuántos eran. Ocurrió con Milagros Ortiz como cabeza de una de sus convenciones, que nunca se animó a dar el número de los que votaron ni cómo se repartieron, sólo porcentajes. En otra ocasión le tocó a Tony Raful, que prometió contar uno por uno los votos de cada candidato, pero no dio cifras totales. Ahora hay expectativa con las primarias, de si se podrá conocer su militancia dura, medida por aquellos con voluntad de levantarse para ir a sufragar, así como el tamaño de cada aspirante presidencial que permita que le cuenten sus votos.