Los Caisaguano en el albergue Floyd Bennett Field

Sin saber a donde ir, Maritza Caisaguano salió con sus tres hijos del refugio de Floyd Bennett Field para tomar un autobús y buscar trabajo.

“Porque si tuvieramos un trabajo ya tuvieramos un lugar para arrendar y ahí vivir tranquilos. Necesitamos trabajar”, dijo Caisaguano.

La de Caisaguano es una de las diez familias migrantes que se quedaron en el refugio desde el domingo. Cuenta Caisaguano que pasaron una mala noche.

“Está muy frío”.

-¿Muy frío?

“Ajá, solo estamos durmiendo en camilla”.

Caisaguano contó además que los baños están en una carpa separada y fue incómodo llevar a su hijo de 4 años en la noche. 

Llegaron de Ecuador hace dos meses, dijo, y desde entonces habían estado en el refugio del hotel Roosevelt en Midtown, pero el domingo trabajadores de la Ciudad les prometieron llevarlos a un mejor lugar.  

“Ya no tienen un lugar fijo supuestamente pero no nos dijeron el lugar”, dijo.

La estación de tren o de bus más cercana al refugio de Floyd Bennett Field queda a casi 4 millas de distancia lo que tomaría 45 minutos caminando. 

Un buen samaritano se ofrecio a llevarlos a la estación de tren. Dijo que estas familias necesitan un mejor refugio.

“En un sitio que estén bien cómodos, verdad que sí. Yo no tengo palabras pa’ hablar, porque esto me da pena, me da mucha pena”, dijo el vecino del área Ángel Nazario.

El alcalde Eric Adams estuvo en el refugio la noche del domingo. Dijo que en cada carpa se podrían alojar 500 personas y que tendrán un espacio donde los niños puedan estudiar. 

Agregó que aunque este refugio no ofrece las mejores condiciones, la ciudad está haciendo lo que puede y también necesitan ayuda de los gobiernos estatal y federal.