Somos conscientes de que es una de las tareas domésticas que más pereza dan, pero si no mantienes unos patrones correctos de limpieza tu salud y descanso lo pueden notar. ¿Cumples con las exigencias?
Aunque no los podamos ver, los diferentes tipos de bacterias y gérmenes que habitan en nuestro hogar se proliferan constantemente. Por fortuna, encontramos algunos cuidados que podemos tener en cuenta para disminuir su presencia.
Gérmenes: ¿qué son?
Son organismos vivos que representan un grave riesgo sanitario en el ambiente y son de cuatro tipos esencialmente: ácaros, bacterias, hongos y virus.
¿Dónde anidan?
Principalmente se acumulan en el interior del frigorífico y se almacenan diversos tipos de alimentos que podrían producir una flora bacteriana que, de presentarse de manera excesiva, causarían diversas enfermedades al ingerir estos alimentos. Por ejemplo, entre las bacterias patógenas que se pueden formar se encuentra la salmonella.
Otro lugar potencialmente peligroso es el de los sistemas de aire acondicionado; en su interior pueden anidar las bacterias de legionela, que se desarrollan en las tuberías y, luego, pueden introducirse en el aire a través del aire acondicionado o del sistema de calefacción.
Por esta razón, es importante no olvidar el mantenimiento ordinario y extraordinario del sistema, así como la sustitución frecuente de los filtros. Por último, otro lugar donde anidan los gérmenes es el cuarto de baño; para evitar la presencia de patógenos, un truco útil es bajar el asiento del inodoro después de su uso y limpiar con frecuencia los accesorios del baño con lejía.
Cómo evitar la presencia de estos organismos
Hay una serie de factores que influyen en el riesgo de que crezcan virus y bacterias, entre ellos la humedad y el polvo. Un ambiente húmedo y cerrado fomenta el crecimiento de moho; por lo tanto, cuando sea posible, es importante cambiar el aire de la habitación abriendo puertas o ventanas. Además, es aconsejable mantener limpias las alfombras y los muebles para evitar la acumulación de polvo, un excelente vehículo de transporte para ácaros y bacterias.
Consejos útiles para la ropa
Toallas
Es fundamental asegurarse siempre de que después de su uso se sequen completamente. Nunca deben permanecer húmedas, ya que esto favorece al crecimiento de colonias de hongos y bacterias. Por lo tanto, la recomendación principal es cambiarlas cada 3 días o cuando haya un olor desagradable en ellas.
Sábanas
Las diferentes sustancias que liberamos como sudor o partes de la piel pueden favorecer la presencia de hongos y bacterias, siendo un excelente lugar para estos microorganismos. Por esta razón, lo mejor es cambiar las sábanas una vez por semana, en especial durante los meses de verano.