Estadísticamente, una de cada tres personas mayores de 35 años padece de reflujo ácido normalmente después de haberse excedido en una comida, pero a uno de cada diez adultos le ocurre todos los días de forma recurrente; esta es la llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico o ERGE.
En esta patología el estilo de vida es un factor determinante en el desarrollo creciente del problema, malos hábitos como comer deprisa, masticar insuficientemente, el estrés crónico, inclinarse hacia delante, llevar ropa ajustada, entre otros, solo empeoran la frecuencia y gravedad de los síntomas.
Los síntomas más comunes son:
- Sensaciones de ardor (pirosis) o dolores que suben detrás del esternón.
- Regurgitación ácida.
- Voz ronca.
- Mal aliento.
- Dolor de garganta.
- Problemas dentales.
- Asma durante la noche..
Los fármacos más comunes, como el omeprazol, bloquean el ácido del estómago y alivian el dolor y las molestias, pero solo mientras el efecto del medicamento está en funcionamiento, por lo que solo disfrazan, más no solucionan el problema. Por este motivo es mejor recurrir a soluciones naturales y seguras.
Acidez esencial
El jugo gástrico producido por las células del estómago contiene ácido clorhídrico y es extremadamente ácido, siendo necesario para una correcta digestión, además de que estimula la producción de las enzimas digestivas que ayudan a descomponer las partículas grandes de los alimentos en nutrientes, siendo también mortal para los agentes infecciosos que a veces se obtienen con lo que comemos.
Generalmente, el jugo gástrico permanece en el estómago, órgano que cuenta con un revestimiento que se protege de la acidez con una capa de moco. En la entrada del estómago, donde se une con el esófago, hay un esfínter muscular, llamado cardias, el cual asegura el paso unidireccional del esófago al estómago.
Cuando comemos, este se abre para que los alimentos bajen al estómago, y el resto del tiempo mantiene una cierta presión para evitar que el jugo gástrico suba. Pero, en ocasiones, el mecanismo funciona mal, queda suelto y parte del contenido del estómago vuelve al esófago. Cuando el reflujo es importante y recurrente, el esófago se inflama y duele, esto es el ERGE.
La hipoclorhidria, es decir, la falta de secreción de ácido, descontrola todo el sistema digestivo, provocando paradójicamente síntomas de reflujo, acidez y calambres estomacales. La edad es uno de los principales factores que se relacionan con la lentitud del estómago, ya que la mitad de las personas mayores de 60 años producen solo una quinta parte de lo que hacían a los 10 años. La presencia de abundante ácido es esencial para controlar el cierre del cardias, de no ser así, este sistema se mantiene abierto y permite el cruce del ácido hacia la superficie.
¿Cómo reconocer nuestros niveles de acidez?
Puedes realizar una prueba en ayunas, solo vierte una cucharadita de bicarbonato de sodio en un vaso de agua, remueve bien y bebe. Esta sencilla prueba permitirá cronometrar el tiempo que tardamos en producir un eructo. En función del tiempo, tenemos:
- 1 a 2 minutos: la acidez es óptima.
- 2 a 3 minutos: la acidez se reduce ligeramente.
- Entre 3 y 5 minutos: sufres de hipoclorhidria.
Para potenciar la secreción ácida, generalmente se recomiendan las ensaladas amargas como la achicoria, el diente de león, la escarola y la rúcula. Comer alimentos amargos con regularidad y en pequeñas dosis fortalece todo el sistema digestivo, incluidos el estómago, el hígado y el páncreas.
Alimentación: 7 palancas de acción
Comer 5 veces al día
Cuando el estómago recibe grandes cantidades de comida, esta sube con más facilidad al esófago. Por eso, en lugar de hacer 3 grandes comidas, es mejor consumir pequeñas porciones y añadir tentempiés a media mañana y por la tarde.
Come temprano y ligero
Si padeces de reflujo durante la noche, te recomendamos comer temprano para dejar pasar al menos 3 horas entre las comidas antes de pasar a estar en la cama.
Come alimentos crudos o poco cocinados
Es esencial comer despacio y masticar bien para evitar este tipo de complicaciones, la masticación inicia la digestión y estimula la producción de saliva, una solución alcalina con la capacidad de neutralizar la acidez del estómago. Para adquirir el hábito de masticar bien, evita los alimentos poco consistentes, generalmente de producción industrial, además de las texturas blandas, como el puré, la sopa o la compota. Es mejor opción elegir alimentos crujientes: verduras crudas, semillas oleaginosas, verduras cocinadas al dente, frutas enteras, etc.
Bebe fuera de las comidas
Asegúrate de beber la suficiente agua durante todo el día, ya que esta es superimportante para una buena evacuación intestinal. Además, no bebas mucho mientras haces las comidas, esto para no diluir los jugos digestivos y reducir la acidez.
Vigila con cuidado tu peso
Tener un exceso de grasa en el abdomen ejerce más presión sobre el estómago y el esfínter esofágico, haciendo que cualquier aumento de peso, por pequeño que sea, pueda desencadenar el reflujo ácido. Cuanto más peso y grasa se tenga, mayor será la gravedad y frecuencia de los síntomas.
Dos bebidas para tratar el reflujo
Si tu caso de reflujo es episódico y menor, puedes utilizar estas dos opciones para amortiguar la acidez y proteger al esófago:
- La arcilla tiene la propiedad de combatir la inflamación y es conocido por ser un buen agente curativo en caso de irritación o daño en el tracto digestivo. Para usarlo, antes de las comidas y lejos de cualquier medicación, echa una cucharadita de polvo de arcilla blanca o verde en la superficie de un vaso de agua. Espera unos 10 minutos antes de remover y luego consume dando pequeños sorbos.
- El zumo de patata cruda ofrece un efecto terapéutico debido a su alto contenido en potasio, además, es antiinflamatorio, emoliente, calmante y cicatrizante. Debido a que el sabor no es muy bueno, se recomienda combinarlo con otras verduras como zanahorias, col, remolacha, pepino, etc. Bebe uno o dos vasos al día para recibir todos sus beneficios.